Tercer día del Solemne Quinario

(Publicado el miércoles, 15 de junio de 2016)

Hoy, a las ocho de la tarde, la Venerable Archicofradía de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento celebrará el tercer día del Solemne Quinario en honor de Jesús Sacramentado ocupando la Sagrada Cátedra el Rvdo. Sr. D. Javier Pacheco Fernández, S. D. B.

La Misa se aplicará por N.H.A.D. Sebastián Moya (q.e.p.d.)


ORACIÓN DEL DÍA TERCERO

Ante Ti, Señor, nos hemos reunido esta tarde, acabado el trabajo del día, para presentarte nuestra ofrenda, la ofrenda de nosotros mismo, en un acto de alabanza y de adoración.

Es la hora del descanso.

Mientras nuestros hermanos descansan, nosotros nos sentimos comprometidos a rezar, en nombre de la Iglesia, para que tu gloria, Señor, sea sin cesar reconocida; para que el tiempo en que se desarrolla nuestra vida humana, se convierta, hora tras hora, día y noche, en un cántico de alabanza a Ti.

Unidos y comprometidos con toda la Humanidad, queremos, una vez más, recoger esta tarde -para presentarlos ante Ti, como ofrenda y oración- los frutos de la laboriosidad de los hombres del campo y de la industria, el esfuerzo de los que trabajan, la reflexión de los que estudian e investigan, el holocausto de los que sufren en el cuerpo y en el alma, el amor de las familias, las nobles aspiraciones de los jóvenes, las preguntas de los niños, ávidos de saber...

Queremos hacernos presentes y disponibles a tu presencia, renovando una vez más, ante Ti, el compromiso de servicio a que nos has llamado: compromiso de adoración constante y de presencia callada, pero vigilante y activa, en el mundo.

Danos tu gracia para que, avivando nuestra fe y encendiendo nuestros corazones, te adoremos unidos esta tarde con más fervor que nunca.

Que con María, tu Madre, sepamos adorarte y alabarte continuamente, y darte gracias porque nos has salvado, y porque aceptas nuestra ayuda, unidos a Ti, para salvar al mundo, y porque permaneces, cercano, entre nosotros, como paga y señal de salvación.

Con nosotros oran también la Inmaculada Virgen María, a la que nos diste desde el árbol de tu Santa y Vera Cruz, como Madre de la Iglesia y Madre nuestra, y que nosotros veneramos con el dulce título de Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano; su esposo San José, San Pascual Bailón, Santa Teresa de Jesús, Nuestro Padre San Francisco y Nuestra Madre Santa Clara de Asís, todos los ángeles y los adoradores que nos han precedido y que están contigo en el cielo.

Por su intercesión y la fe de tu Iglesia nos dirigimos a Ti, Jesucristo Señor nuestro, que permaneces para siempre con nosotros, oculto en las Sagradas Especies del Pan y del Vino, y que vives y reinas con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo y eres Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.