Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, ataviada para el Tiempo Ordinario

(Publicado el sábado, 28 de julio de 2018)

En la mañana de hoy las Camaristas han procedido al cambio de ropa de la Santísima Virgen.

La saya y el corpiño son de brocado verde, llevando una tira y cenefa de raso verde en la que se está estrenando la primera fase de unos bellos dibujos pintados en oro, que se finalizarán posteriormente.

La toca de sobremanto también se está estrenando, siendo de tul salpicado de puntos en oro. Está enriquecida con una cuadrícula formada por agremanes dorados. El interior de cada recuadro se decora a su vez con flores de distinto formato. Se completa con un bello y ancho encaje que rodea todo su perímetro.

El rostrillo, procedente de un anticuario, está formado por cristales y algunas otras piezas metálicas, aplicadas sobre el tejido, así por encajes dorados y blancos.

Se ha recuperado la costumbre del pañuelo, con el que las reinas de los siglos XVI y XVII solían posar habitualmente en sus retratos de corte. El que luce la Santísima Virgen, cogido a su puño, es también una pieza de anticuario ofrecida por devotos.




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La Parroquia de Santiago el Mayor de Alcalá de Guadaíra da gracias a su santo protector

El pasado miércoles, 25 de julio, la Parroquia de Santiago el Mayor de Alcalá de Guadaíra dio las gracias al Apóstol Santiago el Mayor, titular y protector de la misma, por la protección recibida durante todo el año. Y lo hizo celebrando Santa Misa en su solemnidad, con la Iglesia llena de fieles.

Este Santo, que es Patrono de España, tan querido por Jesús, protege desde el siglo XV a esta Parroquia, y a las Comunidades que la integran: Comunidad de Hermanas Pobres de Santa Clara, Comunidad de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Comunidad de Siervas del Hogar de la Madre, Archicofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, Antigua y Franciscana Sección de la Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, Hermandad de la Virgen del Águila Coronada, Hermandad de la Divina Misericordia, Camino Neocatecumenal, Pastoral de la Salud, Pastoral de Cáritas, Pastoral de Liturgia, Pastoral de Catequesis, Pastoral de Comunicación, y fieles en general.

Como se indica en “Memorias históricas de la villa de Alcalá de Guadaíra” (1833-1834) del Padre Leandro José de Flores, algunos historiadores dicen que Santiago Apóstol predicó en Sevilla y dejó como primer prelado a San Pío, quien le imitó en el martirio y en haber edificado templo a la Santísima Virgen María. Era consiguiente a esta predicación, o a la de sus discípulos, que se anunciase también la fe en Alcalá.

La Eucaristía fue oficiada por el Padre Manuel Ángel Cano Muñoz, Vicario Parroquial de Santiago; sacerdote muy querido y respetado, no solo en la Parroquia sino en todo el Arciprestazgo, por su entrega a la Iglesia y a los pobres y marginados, a través de la Fundación AFAR de ayuda al excluido o en grave riesgo de exclusión social, que él fundó hace 30 años y sigue presidiendo.

José Rodríguez Becerra, responsable de la Pastoral de Liturgia, indicó en la monición de entrada, que la parroquia celebraba la Fiesta de Santiago; él formó parte del grupo de los doce apóstoles, del grupo de amigos y discípulos más cercanos a Jesús. Escuchó su palabra y le acompañó por los caminos de Palestina. Vivió la liturgia de su muerte, experimentó la profunda alegría de su resurrección y, como los demás apóstoles, se dedicó luego, con todas sus fuerzas, a anunciar la vida nueva de Jesús, hasta morir decapitado por voluntad del Rey Herodes. La tradición celebra al apóstol Santiago como evangelizador de la tierra de España. Por eso hoy, al unirnos para su fiesta, sentimos el gozo de la fe y la esperanza que nos llevan a Jesús, y que los apóstoles anuncian.

El Padre Manuel Ángel indicó que se celebraba la fiesta más grande que puede celebrar la Parroquia y sus comunidades: la Fiesta de Santiago el Mayor. Sencillamente, porque Santiago es el protector, que vigila, que está pendiente de nosotros, de todos los que pertenecemos a la Parroquia de Santiago. Y Santiago está todo el tiempo pendiente de hablarle al Señor de aquellos a los que protege y para decirle que tenemos un Párroco que es estupendo (de hecho en las preces el Padre Manuel Ángel pidió especialmente al Señor por “nuestro Párroco”, el Padre Manuel María Roldán Roses, para que el Señor le ayude, le dé fuerzas y le ilumine para seguir siendo párroco, como hasta ahora). “Santiago le habla al Señor de cada uno de nosotros, de lo que nos preocupa, de lo que nos ilusiona. Y es normal, lógico, que hoy vengamos a darle las gracias.

La parroquia está dedicada al Apóstol Santiago, y su espíritu está siempre protegiéndonos. Él era uno de los discípulos predilectos de Jesús; era un hombre de una pieza, no era un discípulo cualquiera: al pan le llamaba pan, y al vino le llamaba vino”.

Según el Padre Manuel Ángel, no hay más que leer sus cartas y se observa la finura de sus pensamientos, la finura de sus dones, de su carácter. Él se entregó a Jesús totalmente. “Y hoy le damos las gracias y le haremos una oración personal, en el momento oportuno de la misa, para que en ese silencio habléis con él, le deis las gracias y le pidáis que siga protegiendo nuestra parroquia, en la que estamos porque el Señor nos ha puesto a cada uno en un lugar, y en ese lugar quiere que seamos santos e irreprochables. Y ahora, lo más importante, a Santiago que es el protector de España le pedimos que proteja a nuestra Patria, que para eso el Señor se la encomendó”.

Al finalizar la Eucaristía, los fieles asistentes se marcharon felices y orgullosos de formar parte de la parroquia, pues como indicó el Padre Manuel Ángel, esa es la forma que tiene el apóstol Santiago de darnos las gracias, por acudir a la Eucaristía.
















Redacción y fotografías: N. H. A. D. Francisco Burgos Becerra.
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‘Humanizar las carreteras’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

(Publicado el viernes, 27 de julio de 2018)

Queridos hermanos y hermanas:

La Iglesia en España celebra cada año en el primer domingo de julio la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico. No es una casualidad la elección de esta fecha. Nuestras carreteras comienzan a experimentar un incremento notable en la circulación de vehículos con motivo del inicio de las vacaciones. Es un hecho que a pesar de las campañas de las autoridades, del endurecimiento de las sanciones y de la introducción del carné por puntos, las cifras de accidentes, victimas mortales y heridos siguen siendo muy altas. Ello nos obliga a todos a reflexionar sobre esta plaga de nuestro tiempo, que con la colaboración de todos, autoridades, conductores y peatones, hemos de tratar de aminorar.

En los últimos decenios ha sido vertiginoso el aumento del tráfico de mercancías y el movimiento de personas, algo de suyo bueno, pues es un signo de progreso humano y social. Sin embargo, muchas veces el progreso conlleva trágicas contrapartidas. Hace ya más de treinta años nos lo decía el Papa Pablo VI con estas palabras: “Demasiada es la sangre que se derrama cada día en una lucha absurda contra la velocidad y el tiempo; es doloroso pensar cómo, en todo el mundo, innumerables vidas humanas siguen sacrificándose cada día a ese destino inadmisible”. Así es efectivamente. Basten dos datos estadísticos impresionantes: a lo largo del siglo XX han muerto en la carretera 35 millones de personas, con 1.500 millones de heridos; y sólo en el año 2016 las víctimas mortales fueron 1.200.000, con unos 50 millones de heridos en las carreteras de todo el mundo. Estas cifras escalofriantes suponen un gran desafío para la sociedad y para la Iglesia, maestra en humanidad.

Lo más grave de este drama es que la mayor parte de los accidentes  se podrían evitar. En la carretera afloran con demasiada frecuencia los instintos y comportamientos más primitivos: la prepotencia, la soberbia, la mala educación, que se manifiesta en gestos ofensivos y palabras gruesas, el abuso del alcohol, las drogas, el afán de ostentación de las propias habilidades o del vehículo, el frenesí de la velocidad, que cautiva a muchos conductores jóvenes, y la falta de respeto a las normas de circulación. Son muchos los conductores que se comportan al margen de las normas éticas más elementales, y que sin confesarlo abiertamente desprecian el don sagrado de la vida.

Por todo ello, invito a todos los usuarios de vehículos de nuestra Archidiócesis a reflexionar sobre este problema y, sobre todo, a observar las actitudes que debe tener un buen conductor: dominio de sí mismo, prudencia, cortesía, templanza, espíritu de servicio y conocimiento y respeto de las normas de circulación, algo que a los cristianos nos es exigido por motivos religiosos y morales. Nos obliga a ello nuestra fe en el Señor de la vida y el quinto precepto de Decálogo: “No matarás”, que exige no poner en riesgo la propia vida o la de los demás, y cuya trasgresión no es sólo una ofensa a las posibles víctimas, sino también a Dios, autor de la vida.

“No matarás”. Este precepto grave y taxativo de los Mandamientos de la Ley de Dios pide de nosotros los cristianos y de todos los hombres y mujeres de buena voluntad hacer cuanto esté en nuestras manos para que la carretera sea un instrumento de comunión  entre las personas y no de daño mortal; que la buena educación, la corrección y la prudencia nos ayuden a superar los imprevistos; que atendamos a quienes transitan por nuestras carreteras si precisan ayuda, especialmente si son víctimas de accidentes; que el automóvil no sea expresión de poder y dominio, ni ocasión de pecado; que convenzamos a los jóvenes y a los no tan jóvenes para que no cojan el volante si no están en condiciones de hacerlo; que apoyemos a las familias de las víctimas de accidentes; que mediemos entre la víctima y el automovilista agresor  para que puedan vivir la experiencia liberadora del perdón; que en la carretera tutelemos al más débil; y que siempre nos sintamos responsables de los demás.

No está demás que os recuerde a todos que en cualquier persona, peatones, conductores, y muy especialmente en las víctimas de accidentes, está el Señor que se identifica misteriosamente con nuestros hermanos, especialmente con los pobres y con los que sufren. Tampoco está de más recomendaros que oréis al emprender el viaje. Qué bueno sería que en su transcurso rezáramos el Santo Rosario, como hacen muchas familias cristianas, para sentir la presencia de la Virgen y encomendarse a  su protección. Es una forma magnífica de humanizar e impregnar de espíritu cristiano nuestros viajes.

A los que iniciáis ya el descanso estival, os deseo unas vacaciones felices y gozosas. Que el Señor os acompañe en vuestro camino y que lo descubráis junto a vosotros en la playa, en la montaña o en vuestros lugares de origen.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

 

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

 

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Nuestra Sección Adoradora en los medios de comunicación - JUNIO DE 2018

(Publicado el martes, 24 de julio de 2018)

CRÓNICA DE LA FUNCIÓN PRINCIPAL DE INSTITUTO Y PROCESIÓN CON S. D. M.

Publicada en:
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CRÓNICA DEL SOLEMNE QUINARIO EN HONOR Y GLORIA DE JESÚS SACRAMENTADO

Publicada en:
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CRÓNICA DE LA VIGILIA DIOCESANA DE LAS ESPIGAS

Publicada en:
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CRÓNICA DE LAS ELECCIONES AL CONSEJO DIOCESANO DE ANE

Publicada en:
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Santa Misa en la solemnidad litúrgica del Apóstol Santiago el Mayor, Patrono de España

Mañana miércoles, 25 de julio, solemnidad litúrgica del Apóstol Santiago el Mayor, Patrono de España, nuestra Sección Adoradora asistirá corporativamente a la Misa Solemne que se celebrará en la Parroquia de Santiago el Mayor, como parte integrante de la Comunidad Parroquial.





HIMNO AL APÓSTOL SANTIAGO


Santo Adalid, Patrón de las Españas,
Amigo del Señor;
defiende a tus discípulos queridos,
protege a tu nación.

Las armas victoriosas del cristiano
venimos a templar
en el sagrado y encendido fuego
de tu devoto altar.

Firme y segura
como aquella Columna
que te entregó la Madre de Jesús
será en España
la santa Fe cristiana,
bien celestial que nos legaste Tú. (Bis)

¡Gloria a Santiago,
Patrón insigne!
Gratos, tus hijos,
hoy te bendicen.

A tus plantas postrados te ofrecemos
la prenda más cordial de nuestro amor.
¡Defiende a tus discípulos queridos!
¡Protege a tu nación!


Música: D. Manuel Soler Palmer (q. e. p. d.)
Letra: Dr. D. Juan Barcia Caballero (q. e. p. d.)


Fotografía: Altar Mayor de la Parroquia de Santiago el Mayor de Alcalá de Guadaíra. (https://parroquiasantiagoalcala.wordpress.com)
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Boletín informativo de julio-agosto de 2018

(Publicado el domingo, 22 de julio de 2018)

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‘Siempre a favor de la vida’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

(Publicado el viernes, 20 de julio de 2018)

Queridos hermanos y hermanas:

Escribo esta carta semanal al hilo de la actualidad, con el propósito de ayudar a mis lectores a reflexionar sobre un tema del que nos dicen que existe consenso social y sobre el que, en consecuencia, es necesario legislar. Como es bien sabido, la eutanasia es la acción u omisión tendente a acelerar la muerte del anciano o del enfermo terminal o desahuciado con el propósito de ahorrarle sufrimientos. Permitida ya en algunos países, es uno de los signos más evidentes de la deshumanización de nuestra sociedad. Aunque se enmascare con eufemismos tales como muerte digna o muerte dulce, es un verdadero asesinato y, por ello, una acción gravemente inmoral.

Siendo cierto que toda vida humana es digna del máximo respeto, lo es aun más en la ancianidad y la enfermedad. La ancianidad constituye la última etapa de nuestra peregrinación terrena. En su fase final puede discurrir en condiciones muy penosas y precarias. No faltan quienes se cuestionan si tiene sentido la existencia de un ser humano absolutamente dependiente y cercado por el dolor. ¿Por qué seguir viviendo en esas condiciones infrahumanas y dramáticas? ¿No sería mejor aceptar la eutanasia como una liberación? ¿Es posible vivir la enfermedad como una experiencia humana que hay que asumir con paciencia, valor y espíritu cristiano?

Con estas preguntas se confrontan cada día quienes por profesión o parentesco deben acompañar y servir a ancianos o enfermos, especialmente cuando parece que no existen ya posibilidades de curación. La mentalidad eficientista hoy imperante tiende a marginar a estas personas, como si fueran solo un peso y un problema para la sociedad. Quienes creen en la dignidad de todo hombre o mujer, cualquiera que sea su estado y situación, saben que hay que respetarles y sostenerles aunque su estado sea terminal. Entonces es lícito recurrir a los cuidados paliativos, que aunque no curan, pueden aliviar los sufrimientos del enfermo, sin olvidar el amor, el cariño, el consuelo y el acompañamiento, tan importantes como los cuidados clínicos.

Querría subrayar también que en la atención a los ancianos y enfermos deben involucrarse las familias. El ideal sería que sean ellas las que acojan y se hagan cargo de ellos con afecto y alegría, de forma que los ancianos y enfermos terminales puedan pasar el último período de la vida en su casa y prepararse a la muerte en un clima de calor familiar. Si es imprescindible el ingreso en el hospital, es importante que no decaiga el vínculo del paciente con sus seres queridos y su propio entorno. En ambos casos debe facilitarse a estas personas el consuelo de la oración, el acceso a los sacramentos, la visita del sacerdote y el consuelo de los hermanos en la fe, los equipos parroquiales de pastoral de la salud.

Los últimos papas, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han exhortado muchas veces a los científicos y a los médicos a seguir investigando para prevenir y curar las enfermedades ligadas al envejecimiento, sin ceder jamás a la tentación de recurrir a la eutanasia y al acortamiento de la vida de enfermos y ancianos. Juan Pablo II afirmó en Evangelium vitae que «la tentación de la eutanasia se presenta como uno de los síntomas más alarmantes de la cultura de la muerte que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar» (n. 64). De ello deberían tomar buena nota los políticos, científicos, investigadores, médicos y enfermeros.

La vida del hombre es don de Dios que todos debemos custodiar siempre. Tal deber corresponde sobre todo al personal sanitario cuya vocación específica es ser servidores de la vida en todas sus fases, particularmente en la ancianidad y en la enfermedad terminal. En esas circunstancias, el remedio no es quitar la vida al enfermo, aunque él lo pida, sino aliviar sus sufrimientos y dolores, cosa que hoy es posible. Idéntico deber corresponde también a las familias, que no pueden disponer de la vida de su ser querido enfermo. Otro tanto cabe decir de los políticos y legisladores, que no pueden enmendarle la plana al único dueño de la vida que es Dios. En estos momentos, en Occidente y en España necesitamos un compromiso real para que la vida humana sea respetada en todas sus fases, desde la concepción hasta el último aliento.

Para los cristianos la fe en Cristo ilumina la enfermedad y la ancianidad. Muriendo en la cruz, Jesús dio al sufrimiento humano un valor y un significado trascendente. Ante el sufrimiento y la enfermedad los creyentes no podemos perder la serenidad, porque nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos del amor de Cristo. En Él y con Él es posible afrontar y superar todas las pruebas y, precisamente en el momento de mayor debilidad, experimentar los frutos de la Redención. El Señor resucitado se manifiesta en cuantos creen en Él como el viviente que transforma la existencia dando sentido salvífico también a la enfermedad y a la muerte.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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‘En el cincuentenario del Camino Neocatecumenal’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

(Publicado el viernes, 13 de julio de 2018)

Queridos hermanos y hermanas:

El sábado 5 de mayo, una muchedumbre de cerca de 150.000 personas se dio cita en Tor Vergata, en los alrededores de Roma, en torno al papa Francisco, para dar gracias a Dios en el cincuentaaniversario de la llegada a Roma del Camino Neocatecumenal. Los peregrinos provenían de España y de toda Europa, de todas las naciones de América y hasta de Mongolia, Australia y la Isla de Guam.

Conocí a Kiko Argüello en la noche de un sábado de finales de mayo de 1967 en el Seminario de Sigüenza. Estudiaba el último curso de Teología. El Orfeón Donceli, con el coro del Seminario, grabamos los dos primeros discos de Kiko para el sello Pax de PPC. Cada vez que oigo las canciones Hacia ti morada santa, Amén Amén, Amén o Resucitó, recuerdo con nostalgia aquella larga noche, en plenos exámenes, en la que cantamos hasta el amanecer. A partir de entonces seguí con interés y con asombro el prodigioso desarrollo del Camino, que hoy está presente en 134 naciones de los cinco continentes, con 20.000 comunidades en más de 6.000 parroquias y cerca de 2.000 familias en misión en ciudades de todo el mundo necesitadas de un nuevo anuncio del Evangelio. En los últimos veinte años el Camino Neocatecumenal ha abierto 120 seminarios Redemptoris Mater, de los que ya han salido 2.400 sacerdotes mientras 2.300 seminaristas se preparan para la ordenación.

Personalmente tengo una gran estima por el Camino, un verdadero don de Dios para la Iglesia de nuestro tiempo, camino providencial de conversión y de vida cristiana para centenares de miles de hombres y mujeres de todo el mundo. No dudo de que su origen es el Espíritu Santo, que se ha servido de Kiko Argüello y de Carmen Hernández, para suscitar en la Iglesia un carisma fundamentalmente laical, que busca la vuelta al Evangelio químicamente puro, como lo vivían las primeras comunidades cristianas, como nos aseguran los Hechos de los Apóstoles. Buscan además anunciar a Jesucristo a nuestro mundo con entusiasmo, con desenvoltura, sin vergüenza y sin complejos, conscientes de que éste es el mejor servicio que pueden prestar a nuestro mundo, pues Jesucristo es la única fuente de esperanza que nunca defrauda.

Conozco a muchos matrimonios del Camino generosísimos en la transmisión de la vida, que han formado familias cristianas ejemplares, algunas de las cuales, padres e hijos, han marchado a la misión, dejando sus trabajos y sus casas, confiando en la providencia de Dios, que cuida de los pájaros del cielo y de los lirios del campo.  Muchas de ellas vienen a que el arzobispo les dé la bendición antes de marchar. Me admira su fe, su confianza en Dios y su ardor apostólico. Soy consciente de que el Camino ha sido blanco de críticas e incomprensiones, fruto de prejuicios fáciles que se disuelven cuando uno se acerca a sus miembros sin apriorismos y con sencillez de corazón.

Felicito al Camino Neocatecumenal en este aniversario y me uno al Te Deum que sus miembros cantaron con el Papa Francisco el pasado 5 de mayo. En él reconocieron que su nacimiento, su prodigioso desarrollo y todo el bien que ha hecho en este medio siglo es obra de la gracia de Dios, pues como dice san Pablo, ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios que da el incremento (1 Cor 3,7). Agradezco de corazón el bien que el Camino está haciendo a la Iglesia  y el mucho bien que ha hecho y sigue haciendo en nuestra archidiócesis.

Queridos hermanos y amigos, miembros del Camino: antes de concluir esta carta semanal, quiero deciros que el Señor cuenta con vosotros para seguir anunciando su nombre por doquier. Cuenta también con vosotros la Iglesia diocesana de Sevilla. Desde el afecto que os profeso y que en estos años os he manifestado muchas veces, permitidme que os encarezca que viváis la inserción real en la Diócesis. Huid de la tentación del ensimismamiento. Sed fermento y levadura en vuestros barrios y en vuestros lugares de trabajo para transformar la masa de la sociedad según los criterios del Evangelio.

Insertaos con sencillez en vuestras parroquias, colaborando con todos los grupos y viviendo la auténtica comunión. Sed apóstoles y miembros activos y dinámicos de vuestras comunidades parroquiales. Sed luz y sal. Mostrad a Jesucristo a los hombres y mujeres de hoy. Mostradles cómo el Señor ha transformado vuestras vidas, iniciando en vosotros una preciosa historia de salvación. Sed heraldos de la Nueva Evangelización, con la palabra y con el buen olor de Cristo, es decir, con el testimonio luminoso, convencido y convincente de vuestras obras. Amad y obedeced siempre a la Iglesia, en cuyo seno habéis renacido a la fe. Que la Santísima Virgen os proteja, os defienda y os aliente con su amor maternal.

Para vosotros, para vuestras familias y para todos los fieles de la Archidiócesis, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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‘La Hospitalidad Sevilla-Lourdes’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

(Publicado el viernes, 6 de julio de 2018)

Queridos hermanos y hermanas:

Escribo estas líneas para saludar a las más de doscientas personas, incluidos cuarenta enfermos, que han formado parte de la peregrinación organizada por la Hospitalidad Diocesana Sevilla-Lourdes, erigida hace once años por mi predecesor, el señor Cardenal Arzobispo emérito, fray Carlos Amigo Vallejo. Se trata de una asociación privada de fieles de ámbito diocesano, cuyo presidente es don Antonio Lancha, siendo su consiliario el sacerdote don Carlos Coloma. La finalidad de la Hospitalidad es contribuir a la difusión de la devoción a la Santísima Virgen en su advocación de Lourdes, organizar una peregrinación anual con los enfermos al santuario de Nuestra Señora y trabajar pastoralmente en la ayuda a los enfermos, discapacitados físicos o psíquicos y cualquier persona que sufre en el alma o en el cuerpo. Desde sus inicios esta institución organiza también una peregrinación de similares características a Fátima.

La Hospitalidad es una asociación de voluntarios comprometidos en el acompañamiento, ayuda y servicio a los enfermos que cada año peregrinan a los dos santuarios emblemáticos citados. El objetivo último de ambas peregrinaciones es que los enfermos y quienes les acompañan tengan un encuentro personal, cálido y comprometido con la Santísima Virgen y, a través de ella, con su Hijo Jesucristo, un encuentro que transforme su vida y la llene de sentido, esperanza y alegría.

El número de hospitalarios en Sevilla se eleva a doscientos. Puesto que tanto Lourdes como Fátima están estrechamente ligados al mundo del dolor, los hospitalarios no abandonan a los enfermos a lo largo del año, tanto a los que están acogidos en instituciones, como a los que son cuidados en sus casas, especialmente cuando no tienen familia. Son varios los que colaboran en la Ciudad de San Juan de Dios en Alcalá de Guadaíra, visitando a los chicos acogidos, participando con ellos en la Santa Misa dominical y llevando a cabo diversos proyectos culturales, visitas y excursiones.
Los hospitalarios visitan a los acogidos en Regina Mundi en San Juan de Aznalfarache, a los ancianos y enfermos de Onuva en La Puebla del Río, en el Centro de acogida de San José de la Montaña en Sevilla, en la Fundación de la Hermandad del Rocío de Triana para discapacitados en Castilleja, y en el Centro de acogida de enfermos de Olivares. Colaboran además con los comedores benéficos de las Hijas de la Caridad en el Pumarejo y Triana y acuden también a residencias de ancianos y de discapacitados de titularidad particular donde inculcan la devoción a la Virgen y dan testimonio de verdadera caridad cristiana.

A lo largo del año, la Hospitalidad organiza sesiones de formación y también retiros espirituales y encuentros de oración. Se relaciona fructuosamente con la delegación diocesana de Pastoral de la Salud. En su seno existe un clima admirable y enriquecedor de paz, amistad y ayuda mutua, y un tono espiritual loable. Ello se debe a la colaboración de todos sus miembros, comenzando por el Presidente, el Consiliario, los sacerdotes colaboradores y todos los miembros de la Hospitalidad, personas de mucha calidad humana y de sincera religiosidad.

A todas agradezco su esfuerzo y compromiso. Mi gratitud también a las personas y empresas que con sus donativos y prestaciones hacen posible las dos peregrinaciones anuales a Lourdes y Fátima, verdaderos acontecimientos de gracia para los enfermos y sus cuidadores, muchos de los cuales confiesan que a pesar del cansancio, reciben mucho más de lo que dan, pues como nos dice el Señor, según el testimonio de san Pablo, “hay más alegría en dar que en recibir” (Hch 20,35).

Mi gratitud a la Hospitalidad que nos enseña con su testimonio a todos los cristianos de la Archidiócesis que los enfermos y los discapacitados son los predilectos del Señor y que deben ser también los predilectos de la comunidad cristiana. En los comienzos de su vida pública, en la sinagoga de Nazaret Jesús nos declara el núcleo más genuino de su mensaje cuando nos dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí, pues me ha ungido para anunciar la buena noticia a los pobres, para proclamar la liberación de los cautivos, devolver la vista a los ciegos y liberar a los oprimidos…” (Lc 4,18).

Esta es la tarea del Señor en su vida histórica y esta es también la tarea que quiere cumplir a través de nosotros, sus discípulos, llamados a vivir un amor sincero y generoso, que se aprende en la mesa de la Eucaristía y junto al sagrario, un amor que tiene que regenerar nuestra sociedad, purificarla de todas las injusticias, de todas las violencias, de todas las agresiones contra la vida de los más débiles, un amor que tiene que hacer de nuestra Archidiócesis una comunidad sensible a las necesidades de los pobres y angustiados, de los ancianos y enfermos, de todos los que sufren o se sienten solos o abandonados.

A todos, y muy especialmente a los hospitalarios y sus enfermos, mi saludo cordial y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

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Crónica de los Cultos Solemnes y de la Función Principal en honor y gloria de Jesús Sacramentado

(Publicado el domingo, 1 de julio de 2018)

La Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, ha celebrado sus cultos solemnes anuales en honor de su Divino Titular, el Santísimo Sacramento. Estos han consistido en el Quinario, desde los días 18 al 22, con la Santa Misa, Exposición Mayor, y Bendición de su Divina Majestad; Función Principal de Instituto, el domingo 24, finalizando tras la Santa Misa con la Procesión de Su Divina Majestad por los patios y Claustros del Monasterio de Santa Clara, donde reside en la actualidad la Sección adoradora alcalareña. El colofón lo puso la Bendición con el Señor Sacramentado, antes de la Reserva en el Sagrario. 

El viernes 22, además, se añadió la vigilia mensual de junio, por lo que el Santísimo quedó expuesto tras la Santa Misa, continuándose el rito y las oraciones habituales: vísperas, Oficio de Lectura, Santo Rosario, Preces Expiatorias y Completas, rezadas estas últimas conjuntamente con la Comunidad de Hermanas Clarisas, como es costumbre. 

Si el Quinario estuvo oficiado y predicado por el Rvdo. P. D. Manuel Ángel Cano Muñoz, que fuera adorador nocturno como Tarsicio (rama juvenil de la Archicofradía) en su ciudad natal de El Toboso, la Función Principal la celebró el Rvdo. D. Rafael Calderón García, Arcipreste de la ciudad y Cura Párroco de San Sebastián, sacerdote que también fue adorador nocturno en su Écija natal. 

El domingo 24, solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, se celebró la Solemne Función Principal de Instituto, a las 9:30 de la mañana, con la asistencia del Presidente y Secretario del Consejo Diocesano de Adoración Nocturna de la Archidiócesis de Sevilla, de las Hermanas de la Congregación de las Siervas del Hogar de la Madre, radicadas en el Santuario de la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora del Águila coronada, y miembros de diversas Hermandades y Agrupaciones de la localidad. Las Hermanas Clarisas, desde el coro bajo, participaron en la Santa Misa, ocupándose de la parte musical, para lo que eligieron la bella “Misa de Angelis”, así como otros sentidos cánticos eucarísticos para las partes variables, realzando la liturgia con sus armoniosas voces. 

El oficiante, en la homilía, comenzó hablando del Antiguo Testamento, para resaltar cómo Juan el Bautista es el último gran Profeta, el que hace en cierta manera de eje de unión entre esa Antigua Alianza y el Nuevo Testamento. Añadió que todo el Antiguo Testamento es como “una preparación” para la llegada de Jesús, y es precisamente Juan, quien lo señala entre los hombres, quien lo bautiza, y lo pone de manifiesto como al verdadero Mesías que el pueblo de Israel estaba esperando. Puso de relieve tres cualidades principales de esta gran figura: la fidelidad a la vocación, el señalar a Cristo y la conversión que insistentemente predicó. Y las relacionó con los adoradores y con todos los fieles presentes pidiéndoles que fueran fieles a la vocación a la que Dios ha llamado a cada uno; que todos señalemos a Cristo en nuestro mundo, que lo hagamos visible con nuestras obras y nuestras actitudes, cada uno en su ambiente; y que no olvidemos que la conversión personal es el primer paso para la verdadera salvación. 

Terminada la homilía, y recitado el Credo por toda la asamblea, se realizó la Protestación de Fe, en la forma de delegación o representación, como se hace en otras Instituciones, por ejemplo el Excmo. Cabildo de la Catedral de Sevilla. Para ello el Presidente, en nombre y representación de todos los Adoradores de la sección alcalareña leyó el texto, realizando a continuación el juramento, junto con el Vicepresidente y otros cuatro adoradores. En la fórmula leída, además de declarar la creencia en todos los dogmas, verdades y misterios de nuestra Sacrosanta religión Católica, que se acababan de proclamar en el Credo, se hizo especial hincapié en la “Real y verdadera presencia de Jesucristo en las Sagradas especies del Pan y del Vino”. Igualmente en todos los dogmas y misterios referidos a la Santísima Virgen María: “su Concepción Purísima desde el primer instante de su ser natural, sin mancha de pecado original; su Maternidad Divina y Virginal; su Asunción a los Cielos en Cuerpo y Alma, desde donde Reina gloriosa junto a la Santísima Trinidad, y su Mediación Universal … como Dispensadora de todas las Gracias”. Se recalcaba asimismo, la filial obediencia al “Papa y a nuestros Obispos, en Comunión con la Santa Sede”. Y se incluyó un año más, (este fue el undécimo año consecutivo) el voto de “defender el milagro de la vida humana desde el primer instante de la concepción en el vientre materno, hasta que Dios nos llame a su presencia al final del camino, siguiendo las enseñanzas del Magisterio Pontificio”

En las Preces se incluyeron peticiones por las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, con un recuerdo especial a las Órdenes y Congregaciones asentadas en la ciudad (Hermanas Clarisas, Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, Siervas del Hogar de la Madre, Misioneras de Acción Parroquial, Padres Salesianos y Hermanos de San Juan de Dios), así como por el aumento y promoción de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento en Alcalá. 

Tras la Comunión, se expuso el Santísimo Sacramento en la custodia, mientras se cantaba el bello himno de Santo Tomás de Aquino “Pange lingua” y era incensado el Señor. Se rezó la Estación Mayor y se organizó la Procesión, que, encabezaba la bandera de la Archicofradía Sacramental, seguida de los fieles portando velas encendidas, y finalizando con el palio de respeto que cubría la Majestad de Dios, portado sus seis varales, en dos turnos, por miembros de las representaciones asistentes a la Función. La comitiva salió al patio adyacente a la iglesia, para entrar en clausura por la Puerta Reglar (especialmente abierta para la ocasión), donde esperaba la Comunidad de Hermanas Clarisas, que habían preparado allí el primer altar, dedicado a la Santa Cruz, haciendo estación el Santísimo Sacramento. Se siguió por el Claustro grande, hermoso con la luz radiante de la mañana que resaltaba su frondosa vegetación de limoneros y macetas, en el que estaba el segundo altar, presidido por la imagen de Santa Clara, donde se realizó nuevamente estación, recorriéndose el resto del Claustro para salir por la puerta de la calle Nuestra Señora del Águila (donde se quedó la Comunidad de Clarisas), y recorrer por la amplia acera el trozo de la fachada del templo hasta entrar por la puerta principal del mismo. Una vez en el altar mayor, entonado el “Tantum ergo”, y rezadas las oraciones habituales, el Sr. Arcipreste procedió a impartir la bendición con Su Divina Majestad a todos los presentes, en tanto que la bandera de la Sección le era rendida, entre el alegre sonido de las campanillas y el aroma del incienso que era ofrecido en su honor. Tras ello, y proclamadas las trece alabanzas habituales a Dios Uno y Trino, a la Santísima Virgen María, a San José y a Todos los Santos, se reservó el Sacramento en el grandioso Sagrario de plata que preside el retablo mayor del convento, mientras la asamblea cantaba el muy apropiado tema “De rodillas, Señor, ante el Sagrario…” 

Así como se inició el ciclo eucarístico en Alcalá de Guadaíra con la Exaltación Eucarística organizada por la Sección de la Adoración Nocturna Española, ahora se cierra el ciclo eucarístico con la Función Principal de Instituto de la Sección de Alcalá de Guadaíra de esta Cofradía Eucarística canónicamente agregada a la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento de la Ciudad de Roma. 

Una jornada grande y hermosa para la Sección adoradora alcalareña, y para todos los fieles que quisieron unirse a ella, compartiendo unos actos que quedarán en la retina y en la memoria de los asistentes por la profundidad de las vivencias experimentadas y por la espiritualidad y belleza de las ceremonias vividas.


















Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.

Fotografías: N. H. A. D. Francisco Burgos Becerra.
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Crónica del Solemne Quinario en honor y gloria de Jesús Sacramentado

Cuando aún tenían en sus retinas las dulces imágenes y espirituales momentos vividos en torno a Cristo Eucaristía en la Vigilia diocesana de Espigas celebrada en Coria del Río, la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española, de la que es presidente honorario su Eminencia Reverendísima el Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de Sevilla, ha celebrado, del lunes 18 al viernes 22 de junio, un Quinario en honor y gloria de Jesús Sacramentado, que ha constado de Santa Misa, Exposición Mayor de S.D.M., Bendición y Reserva. 

El Quinario se ha celebrado en la Capilla del Monasterio de Santa Clara, donde reside la Adoración Nocturna en Alcalá, collación de la Parroquia de Santiago, donde se fundó la Sección Adoradora el 31 de octubre de 1902. 

El oficiante ha sido el conocido y admirado Padre Manuel Ángel Cano Muñoz, vicario parroquial de Santiago el Mayor, que desarrolla una intensa obra social en la asociación que él fundó y sigue presidiendo, AFAR (una asociación sin ánimo de lucro, declarada de utilidad pública, que desde hace 30 años viene luchando en Alcalá de Guadaíra contra la exclusión social mediante el desarrollo de programas de intervención dirigidos a personas gravemente excluidas o en situación de riesgo de exclusión social). Además, el Padre Manuel Ángel es un sacerdote de profunda espiritualidad eucarística, como quedó acreditado en su Pregón Eucarístico de 2010, organizado por esta Sección Adoradora. 

La Eucaristía se ha dedicado cada día a adoradores dífuntos: D. Miguel Ángel García Ruiz (Rey Melchor 1974), Padre D. Alfredo Galindo Bozada, SDB (primer alcalareño que ingresó en la Congregación Salesiana), D. Juan María Alvertos Díaz (Rey Melchor 1969), D. Paulino García-Donas López (desde que su abuelo D. Paulino García Donas fundara en 1902 la Sección adoradora, los García-Donas, siempre han sido modelo de cristianos de espiritualidad eucarística), Joaquín Bono Hartillo (Rey Gaspar 1966) y D. Antonio Bono Hartillo (Rey Melchor 1977, fue presidente de la Sección adoradora). 

El Padre Manuel Ángel en los días de Quinario en torno a Jesús Sacramentado ha ido desgranando la esencia de la Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento. Comenzó en el primer día recordando emocionado cómo, con apenas siete años, siendo monaguillo en su pueblo del Toboso, el adorador Paco Marrullas, con autorización de sus padres, le llevaba de la mano al encuentro con el Señor Sacramentado. Recuerda como si fuera un ayer apenas ido, las preciosas vivencias de esas vigilias con el Señor. Allí le decían: "tenéis que ser buenos, tenéis que hacer las cosas que hacía Jesucristo". Y él recuerda, con esa mente infantil, que pensaba conquistar el mundo entero con esas ideas, pensaba que haría un trabajo para que le sirviera al Señor. Y en realidad, se ha dedicado a eso, no solo en todas las funciones propias del orden sacerdotal, sino de preocupación y entrega total por los que no tienen nada, por los marginados. Efectivamente, el Padre Manuel Ángel Cano, aun siendo una persona de mente privilegiada, músico, organista, compositor, poeta, escritor, prosista, pintor, que muy joven ya era organista de la Basílica Papal de Santa María la Mayor de Roma, lo dejó todo para irse de misionero. Desde entonces, lleva toda una vida con los pobres, los marginados, los drogadictos, los enfermos, los desamparados, siguiendo el camino marcado por Jesucristo. Al mirarle a los ojos, descubrimos una mirada llena de paz, de alegría. Seguro, que todos los adictos a los que ha rescatado de las garras de la droga, seguro que todos los abandonados a quienes nadie quería cerca, descubrieron en su mirada, los ojos misericordiosos del Padre. 

En el segundo día, mostró que da igual que sea Adoración Nocturna, adoración al alba, adoración vespertina. Lo importante es que sea Adoración al Santísimo Sacramento. Lo importante es que nos postremos de rodillas ante quien es el creador, redentor y santificador nuestro. Hizo ver a los presentes, cómo goza el Padre ante la presencia de sus hijos, los adoradores. Y mostró la adoración como el cultivo de la amistad con el Señor, a quien amamos. A su compañía acudimos y le confiamos nuestros problemas y nuestras preocupaciones. 

En el tercer día, siguiendo con los pensamientos en torno al Santísimo Sacramento, o a la presencia de Jesús en el Cuerpo y la Sangre, que son las especies eucarísticas, en esa presencia que constantemente los cristianos vivimos cuando celebramos la Santa Misa, esa presencia que sentimos cuando decidimos ir un rato a rezar en secreto. En esa intimidad el Padre se manifiesta. Y lo podríamos aplicar cuando acudimos a adorar al Santísimo, porque es Jesucristo quien está realmente presente aquí. Y Jesucristo está a la derecha del Padre. Por lo tanto, el Padre está arriba y es el Espíritu el que le une al Hijo y nos lo comunica. Por lo tanto, cuando adoramos al Santísimo Sacramento, también adoramos a la Santísima Trinidad: adoramos al Padre, a Jesucristo y al Espíritu Santo. A Él acudimos con la pesada carga de nuestra Cruz, y Él nos alivia, nos proporciona la fuerza para llevar y superar nuestros problemas. Para el Padre Manuel Ángel, adorar a Jesús es hacer en la tierra lo que hacía Jesús: ayudar a los pobres, pero sin presumir de ello (que tu mano derecha no sepa lo que hace tu izquierda). 

En el cuarto día de Quinario, se centró en la presencia de Jesucristo en el Pan y el Vino. Enfatizando que no está solo, que siempre está con su Padre. Recordó que cuando Jesús se iba a despedir de sus discípulos dijo "subo a mi Padre y a vuestro Padre, subo a mi Dios a y vuestro Dios". Sabía Jesús que tenía que padecer mucho. Le costaría muchísimo pasar por la tierra entre nosotros: daría la vida por nosotros. Pero quedó para siempre con nosotros, y nos espera en el Sagrario. Y agradece cuando dejamos lo que estamos haciendo, o lo que podríamos hacer, para estar un rato con él. Y recordó a los fieles asistentes, cómo Jesús indicó cuáles eran los pensamientos que agradan al Padre, cuál es la oración que le gusta escuchar: "Padre nuestro que estás en el cielo..." 

En el quinto día de Quinario cerraba las consideraciones que había ido vertiendo sobre la presencia de nuestro Señor en el Santísimo Sacramento del altar. Conviene conocer el contenido íntegro de su homilía: 

Todos los evangelios, de estos días nos han ayudado para saber qué es lo que el Señor quiere de nosotros, cómo le gusta que vivamos, cómo le gusta que nos tratemos y naturalmente, bastaría con ir recordando lo que nos decía: "Cuando recéis no seáis abundantes en palabras, creyendo que pensando mucho o gritando más os escuchará el Señor. El Señor sabe perfectamente lo que necesitáis cada uno en el fondo de vuestro corazón, y nos enseñó a orar. Así habréis de orar: Padre nuestro que estás en el cielo". Naturalmente, nosotros, con esa actitud, como consideramos el Padre nuestro en su día, vamos atesorando en el cielo y el Señor nos va guardando nuestro tesoro. 

Mientras vamos reconociendo el mensaje, cada mensaje que nos ha ido dando estos días el Señor, nosotros sin darnos cuenta hemos ido guardando todas esas ideas ante nuestro Señor. Es verdad que hay tantas cosas que se nos escapan, quizás porque el Señor no quiere que en estos momentos las aprendamos, y se lo decía a sus discípulos: "Hay cosas que vosotros no las podéis entender, porque no las digo para vosotros. Las digo para otras generaciones que también tendrán interés en estar a mi lado". Pero es cierto que nosotros meditando en la presencia de Jesús Sacramentado adquirimos sabiduría, adquirimos aquellos elementos que necesitamos para tener la paz interior. No habrá una paz más estable que la que proceda de la justicia. Y nos cuesta aceptar que la justicia empieza por uno mismo y, si tú eres justo contigo mismo, lo serás también con los demás. Es decir, que todo lo que vas a exigir a los demás, te lo tienes que exigir primero a ti mismo. El Señor nos enseña a andar solos, pero no nos deja solos andando, viene siempre a nuestro lado. Todos estos días hemos escuchado: habéis oído que se dijo amarás a tu prójimo, odiarás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos, rezad por los que os persiguen y estamos guardando tesoros en el cielo con esa actitud que nos ha ido enseñando el Señor para que realmente nos sintamos hijos, y seamos de verdad hijos de un Padre que siempre vela por nosotros. El Padre celestial que hace salir el Sol sobre malos y buenos, y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Porque si amáis solo a quienes os aman, ¿qué méritos tenéis? Eso lo hacen también los que no creen en Dios, los pecadores, los publicanos. Eso lo hacen ellos también. Y no piensan que tienen ningún tesoro en el cielo. No guardéis en la tierra cosas para tener más, poseer más, porque tantas veces guardamos cosas que no necesitamos, que estamos guardando lo que otros necesitan, pero el egoísmo ese de tener, poseer y dominar es un afán propio de nuestra naturaleza. Y nosotros nos dejamos llevar por ella. 

Hoy el Señor ha sido escueto: no atesores tesoros en la tierra, donde la polilla los roe y, además, están expuestos a que los ladrones se los lleven. Y habrás guardado algo que vas a necesitar justo cuando te falta. Cuando lo tenías no te acordabas ni valorabas. No pensabas en el valor que tenía, y ahora que te lo han robado dices: con las cosas que podía hacer yo con esto que me han quitado. Por lo tanto, queridos hermanos, todos estos días nos han enriquecido por los consejos del Señor. Y hoy termina con el no atesoréis, porque si lo perdéis nadie lo va a reponer, pero si guardáis en el cielo, si en el cielo tenéis vuestro corazón, allí nadie os lo va a arrebatar. 

Pero, ¿quién tiene su corazón en el cielo? Dice el Señor: "donde está tu tesoro, allí está tu corazón. Y si nosotros no pensamos en el cielo y no le damos valor a las cosas del cielo, es posible que nuestro corazón ande por un lado y por otro muy distraído, como decía Santa Teresa de Jesús: "Andando distraídos con tantas cosas hermanos que ya no sabemos ni siquiera si tenemos corazón". 

Las conversaciones con el Señor son meditaciones a su lado, y no solamente como decimos, al lado del Santísimo Sacramento, sino meditaciones al lado del Padre, meditaciones al lado del Espíritu, porque el Espíritu va a venir sobre nosotros y nos va a decir las palabras que quiere que le digamos al Padre. Por eso es el Espíritu el que nos guía. Es el Espíritu el que nos da sabiduría y es el Espíritu el que nos hace acercarnos a Dios. 

Finalizó dando las gracias a la Sección adoradora por haberle invitado y dio las gracias al Señor por haberle concedido estar con los adoradores en estos cinco días de Quinario en honor y gloria de Jesús Sacramentado. En realidad, son los adoradores, y cuantos han asistido a las Eucaristías de estos cinco días, quienes damos gracias al Señor, por tener sacerdotes como el Padre Manuel Ángel Cano Muñoz. 












Redacción y fotografías: N. H. A. D. Francisco Burgos Becerra.
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