Carta Pastoral ‘Necesitamos oír la voz del laicado’

(Publicado el jueves, 31 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Los laicos estáis llamados a ser Iglesia en medio del mundo. Como pide el papa Francisco, necesitamos un laicado que se arriesgue, que se implique, que no tenga miedo a equivocarse y que mire siempre hacia adelante con alegría y esperanza. Ante el avance de la secularización, la apatía y la indiferencia religiosa, estáis llamados a vivir el sueño misionero de llegar a todas las personas (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos) y a todos los ambientes (familia, trabajo, empresas, educación, compromiso socio-caritativo, ocio y tiempo libre…). Estáis llamados también a escuchar la llamada universal a la santidad encarnada en el contexto actual en los ambientes, la familia, el trabajo, la educación de los hijos y las relaciones sociales, «con sus riesgos, desafíos y oportunidades» (GE, n. 2).

En nuestras Orientaciones Pastorales Diocesanas (2016-2021), siguiendo la propuesta del papa Francisco para toda la Iglesia, se propone “que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera” (EG 15,25). Por ello, en el curso pastoral 2019-2020, como recordaba en mi carta pastoral de inicio de curso “Haciendo amigos de Dios”, continuamos nuestro camino de conversión con la alegría de vivir el Evangelio en medio de nuestra sociedad, cada uno según las peculiaridades de su vocación y misión.

En nuestra Archidiócesis nos estamos preparando para celebrar el Congreso Nacional de Laicos, que se celebrará en febrero de 2020, en Madrid, organizado por la Conferencia Episcopal Española. Este Congreso, que lleva por lema «Pueblo de Dios en salida», desea escuchar la voz del laicado y reflexionar sobre la dimensión misionera de nuestra fe cristiana, tomando como pilares fundamentales la vocación, la comunión y la misión.

Desde estas líneas quiero animar a todas las parroquias, a sus grupos, a los laicos que participan en la misa dominical, a los que realizan servicios eclesiales; y  a los que forman parte de los Movimientos y Asociaciones, de nuestras Hermandades y Cofradías, y aquellos que desempeñan su tarea en colegios, obras asistenciales o sociales, a todos, a que os impliquéis en el proceso de comunión y sinodalidad que supone esta experiencia de la fase diocesana del Congreso en nuestra Archidiócesis.

Como seguramente conocéis, la fase diocesana está abierta hasta el próximo 15 de noviembre. En ella se nos pide que facilitemos una amplia participación del Pueblo de Dios en Sevilla. Para ello hemos preparado un documento-cuestionario recibido de la Comisión Episcopal de Apostolados Seglar de la Conferencia Episcopal Española. Para sostener esta acción, para su adecuado impulso y animación se ha constituido la Comisión Diocesana del Congreso presidida por el señor Obispo Auxiliar, el Vicario para la Nueva Evangelización y los delegados diocesanos que mayor número de laicos aglutinan: Pastoral Juvenil, Familia y Vida, Hermandades y Cofradías, y Apostolado Seglar.

Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable donde todos nos hemos de sentir Pueblo de Dios capaces de compartir nuestros dones con los hermanos. Este es el camino que vamos a recorrer en estos meses, orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para que se tomen las decisiones necesarias conforme a la voluntad de Dios.  Esta llamada es también para los que han abandonado la fe o la práctica religiosa, para los que se fueron y ya no están, y para los que nunca caminaron a nuestro lado, ni se sentaron en la mesa cálida y familiar de la Iglesia. Es una llamada para todos, para redescubrir el mensaje siempre nuevo de Jesús.

Desde estas líneas quiero agradeceros vuestra colaboración, signo de comunión y fraternidad, en el proceso que hemos iniciado. Para facilitar la participación de todos, en nuestra Archidiócesis hemos querido ofrecer un cuestionario online, que se puede rellenar personalmente y que se puede encontrar al inicio de nuestra página web. La participación online está pensada especialmente para cuantos acuden a nuestras Eucaristías dominicales y no suelen participar asiduamente en nuestros grupos diversos, aunque todos podéis participar. El Papa Francisco nos dice que “los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia” por eso nadie se puede quedar al margen de este proceso que hemos iniciado.

Jesús nos pide que sepamos leer los signos de los tiempos (GS 4) a partir de su mandato misionero: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Cf. Mc 16,15). Ese es el gran desafío que tenemos como Iglesia. En el cuestionario se nos pide reconocer, interpretar y elegir. Estamos llamados a recorrer la senda del caminar juntos, porque solo una pastoral que sea capaz de renovarse a partir del cuidado de las relaciones y de la calidad de la comunidad cristiana será significativa y atractiva para la mujer y el hombre de hoy.

Encomiendo al Señor y a su bendita Madre el trabajo que se os pide y los frutos del Congreso. Mi bendición para todos.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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Crónica del nombramiento como "Adoradores Honoríficos de Jesús Sacramentado" de las personas que encarnaron a los Reyes Magos y la Estrella de la Ilusión en la Cabalgata del pasado 5 de enero

(Publicado el martes, 29 de octubre de 2019)

El miércoles 23 de octubre, en el Monasterio de Santa Clara, tuvo lugar, como en años anteriores, la entrega de diplomas a los Reyes Magos y Estrella de la Cabalgata 2019, con que la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento, nombra a los alcalareños que han encarnado a los bíblicos personajes, como Adoradores Honoríficos, en atención, precisamente, a la adoración que ellos realizan al encarnar a dichos personajes. 

El acto tuvo lugar en el transcurso de la Santa Misa, celebrada por el Arcipreste de la ciudad, Rvdo. D. Rafael Calderón García, Cura párroco de San Sebastián, quien, como en anteriores ocasiones, glosó en su homilía la importancia del papel del adorador, y su relación con los Reyes Magos, 

En su homilía, el oficiante, destacó que: “Estamos en la adoración nocturna y nosotros por nuestra fe adoramos a un solo Dios, a un solo Señor. A aquel que se ha quedado con nosotros en la Eucaristía. Pero qué bueno es pensar a cuantos dioses adoramos en nuestra vida: al dios dinero, al dios placer, al dios fiesta, al dios evasión… Cada uno tiene su dios al que adora. Para hacer santa la vida, para vivir el hoy desde Cristo, sin duda alguna solamente a uno debemos adoración y este es, queridos hermanos, el que se quedó con nosotros en el sagrario. 

El cristiano debe de estar constantemente en esta reflexión, en esta conversión constante para que no se nos olvide, no ya el futuro, sino para lo que el señor nos ha creado: para dar gloria a su nombre. 

Hermanos, pues vamos a pedir esto en la Eucaristía de esta noche: que vivamos nuestra vida santa y cristianamente y que solamente a un Dios adoremos: a Jesucristo. Que no haya orgullo, ni engreimiento, ni vanidad, ni soberbia alguna que pueda apartarnos de este amor que se nos revela por medio de Jesucristo.” 

En la reflexión, tras la Comunión, se llevó a cabo la entrega de los nombramientos, a la señorita Dª. Inmaculada Sánchez del Trigo (Estrella de la Ilusión), a D. Ángel Gutiérrez Oliveros (Rey Melchor), a D. José Manuel Iglesias Moreno (Rey Gaspar) y a D. Manuel López Soto (Rey Baltasar). En las palabras previas a la entrega, el Presidente de la Sección adoradora recordó a todos que este acto es consecuencia del realizado hace ahora diez años, cuando la Cabalgata celebró su Cincuentenario, en el que se nombró a dicha Institución Adoradora Honorífica “por la gran labor que desarrolla desde su fundación, y siempre fomentando y llevando por bandera la adoración al Niño Jesús… que realizan la Estrella y Reyes Magos en la tarde del 5 de enero de cada año.” 

Seguidamente, el Vicepresidente fue llamando a cada uno de los homenajeados, para que recibieran el diploma acreditativo de su condición de adoradores Honoríficos, cuyo texto lo explicita: “La Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra, de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española otorga el título de “Adorador Honorífico” a … en el año en que como (Estrella de la Ilusión, Rey…) adoró a Dios hecho un Niño, al que nosotros también adoramos hecho Sacramento y Pan Eucarístico. Alcalá de Guadaíra, a 23 de octubre de 2019.” 

Una vez finalizada la Santa Misa, y tras las fotografías de rigor ante el Sagrario y ante los demás Titulares Sagrados de la Sección, el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora, Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia, los homenajeados pasaron al Coro bajo, donde, en compañía de las Hermanas Clarisas, firmaron en el Libro de Honor de la Archicofradía, aceptando el nombramiento y dedicando cada uno de los cuatro unas bellas y emocionadas palabras de agradecimiento por el honor recibido.








Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.

Fotografías: N. H. A. D. José Antonio López Martínez y N. H. A. D. Juan Escamilla Martín.
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Solemne Función y Besamanos en honor de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, en Acción de Gracias por el CXVII Aniversario Fundacional de la Sección




PLEGARIA A NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES


Hoy quiero cantarte, Señora de los Ángeles, 
Reina Soberana, Madre Celestial. 
Yo soy una alondra que ha puesto en ti su nido.
Viendo tu hermosura, te reza su cantar.

Luz de la mañana, María, templo y cuna, 
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. 
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, 
yo te doy mi vida, soy tu trovador.

Salve, surco abierto donde Dios se siembra. 
Te eligió por madre Cristo el Redentor. 
Salve, esclava y reina, Virgen nazarena, 
casa, paz y abrazo para el pecador.

Luz de la mañana, María, templo y cuna, 
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. 
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, 
yo te doy mi vida, soy tu trovador.


Letra y música: Rvdo. D. Cesáreo Gabaráin Azurmendi (q. e. p. d.)
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Carta Pastoral ‘De nuevo la eutanasia’

(Publicado el viernes, 25 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Escribo esta carta semanal con el propósito de ayudar a mis lectores a reflexionar sobre un tema que ha vuelto tristemente al primer plano de la actualidad. Nos dicen que sobre él existe consenso social por lo cual es necesario legislar. Como es bien sabido, la eutanasia es la acción u omisión tendente a acelerar la muerte del anciano o del enfermo terminal o desahuciado con el propósito de ahorrarle sufrimientos. Permitida ya en algunos países, es uno de los signos más evidentes de la deshumanización de nuestra sociedad. Aunque se enmascare con eufemismos tales como muerte digna o muerte dulce, es un verdadero asesinato y, por ello, una acción gravemente inmoral.

Siendo cierto que toda vida humana es digna del máximo respeto, lo es aún más en la ancianidad y la enfermedad. La ancianidad constituye la última etapa de nuestra peregrinación terrena. En su fase final puede discurrir en condiciones muy penosas y precarias. No faltan quienes se cuestionan si tiene sentido la existencia de un ser humano absolutamente dependiente y cercado por el dolor. ¿Por qué seguir viviendo en esas condiciones infrahumanas y dramáticas? ¿No sería mejor aceptar la eutanasia como una liberación? ¿Es posible vivir la enfermedad como una experiencia humana que hay que asumir con paciencia, valor y espíritu cristiano?

Con estas preguntas se confrontan cada día quienes por profesión o parentesco deben acompañar y servir a ancianos o enfermos, especialmente cuando parece que no existen ya posibilidades de curación. La mentalidad eficientista hoy imperante tiende a marginar a estas personas, como si fueran solo un peso y un problema para la sociedad. Quienes creen en la dignidad de todo hombre o mujer, cualquiera que sea su estado y situación, saben que hay que respetarles y sostenerles, aunque su estado sea terminal. Entonces es lícito recurrir a los cuidados paliativos que, aunque no curan, pueden aliviar los sufrimientos del enfermo, sin olvidar el amor, el cariño, el consuelo y el acompañamiento, tan importantes como los cuidados clínicos.

Querría subrayar también que en la atención a los ancianos y enfermos deben involucrarse las familias. El ideal sería que sean ellas las que acojan y se hagan cargo de ellos con afecto y alegría, de forma que los ancianos y enfermos terminales puedan pasar el último período de la vida en su casa y prepararse a la muerte en un clima de calor familiar. Si es imprescindible el ingreso en el hospital, es importante que no decaiga el vínculo del paciente con sus seres queridos y su propio entorno. En ambos casos debe facilitarse a estas personas el consuelo de la oración, el acceso a los sacramentos, la visita del sacerdote y el consuelo de los hermanos en la fe, los equipos parroquiales de pastoral de la salud.

Los últimos papas, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han exhortado muchas veces a científicos y médicos a seguir investigando para prevenir y curar las enfermedades ligadas al envejecimiento, sin ceder jamás a la tentación de recurrir a la eutanasia y al acortamiento de la vida de enfermos y ancianos. Juan Pablo II afirmó en Evangelium vitae que «la tentación de la eutanasia se presenta como uno de los síntomas más alarmantes de la cultura de la muerte que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar» (n. 64). De ello deberían tomar buena nota los políticos, científicos, investigadores, médicos y enfermeros.

La vida del hombre es don de Dios que todos debemos custodiar siempre. Tal deber corresponde sobre todo al personal sanitario cuya vocación específica es ser servidores de la vida en todas sus fases, particularmente en la ancianidad y en la enfermedad terminal. En esas circunstancias, el remedio no es quitar la vida al enfermo, aunque él lo pida, sino aliviar sus sufrimientos, cosa que hoy es posible. Idéntico deber corresponde también a las familias, que no pueden disponer de la vida de un ser querido enfermo. Otro tanto cabe decir de los políticos y legisladores, que no pueden enmendarle la plana al único dueño de la vida que es Dios. En estos momentos, en España necesitamos un compromiso real para que la vida humana sea respetada en todas sus fases, desde la concepción hasta el último aliento.

Para los cristianos la fe en Cristo ilumina la enfermedad y la ancianidad. Muriendo en la cruz, Jesús dio al sufrimiento humano un valor y un significado trascendente. Ante el sufrimiento y la enfermedad los creyentes no podemos perder la serenidad, porque nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos del amor de Cristo. En Él y con Él es posible afrontar y superar todas las pruebas y, precisamente en el momento de mayor debilidad, experimentar los frutos de la Redención. El Señor resucitado se manifiesta en cuantos creen en Él como el viviente que transforma la existencia dando sentido salvífico también a la enfermedad y a la muerte.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

 

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Homilía en la ordenación sacerdotal de Eduardo Vega

(Publicado el sábado, 19 de octubre de 2019)

  1. El Señor nos concede el privilegio de participar la ceremonia de ordenación sacerdotal de un hermano nuestro, Eduardo Vega Moreno, a quien nos unen los vínculos de la sangre, de la amistad, del afecto y de la estima y, sobre todo, los vínculos bien profundos de la misma fe en el Señor Jesús. En un clima de plegaria ferviente, vamos a vivir con él uno de los acontecimientos más transcendentales de su vida.

 

  1. En realidad, todos nosotros, desde el bautismo, tenemos ya el carácter sacerdotal, el sacerdocio común. En el bautismo quedamos incorporados a Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y fuimos hechos partícipes de su sacerdocio, de su condición de profeta, de su dignidad real y de su misión de pastor. En virtud del sacerdocio común, todos estamos llamados a ser santos y a sanar y santificar a nuestros hermanos; con el encargo de los profetas que hablan en nombre de Dios y proclaman y testimonian el Evangelio; con la misión de los reyes o pastores del pueblo, para vivir la diversidad de carismas en la unidad, el amor, la comunión y la preocupación por nuestros hermanos.

 

  1. Pero de entre los miembros de este pueblo de reyes, profetas y sacerdotes, Dios llama a algunos, a los que entrega una especial participación en su función de sacerdote, profeta y pastor, distinta no sólo en grado sino sustancialmente del sacerdocio común de todos los bautizados. Por el sacramento del orden, por la imposición de manos del Obispo y la efusión del Espíritu, el Señor les encomienda que actúen “en la persona de Cristo” ejerciendo el sacerdocio ministerial al servicio de todo el Pueblo de Dios.

 

  1. Querido hermano Eduardo: el sacerdocio que dentro de unos momentos vas a recibir como don y que, a partir de ahora vas a ejercer como ministerio, te va a vincular con un nuevo vigor con Jesucristo, el sumo y eterno sacerdote, y te va a exigir la mayor fidelidad desde la especial amistad e intimidad con Él. Al elegirte y llamarte, al regalarte el don de la vocación y al hacerte ahora partícipe de su sacerdocio, el Señor te ha distinguido con una amistad especial por una iniciativa libre y gratuita. Porque el Señor te ha amado primero, espera de ti una respuesta de amor, una respuesta de amistad. Los sacerdotes debemos ser los primeros amigos de Jesús, los grandes amigos de Jesús. “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”, nos dice el Señor en su discurso de despedida. Esto quiere decir que la amistad y comunión profunda de los sacerdotes con el Señor, debe tener después como consecuencia el seguimiento fiel y la transparencia cabal de aquel en cuyo nombre actuamos.

 

  1. En el ejercicio de tu ministerio, querido Eduardo, vas a representar a Jesucristo, maestro, sacerdote y pastor. Vas a desempeñar la función de enseñar en su nombre. Antes de predicar la Palabra de Dios, acógela en tu corazón, creyendo lo que escuchas y viviendo lo que enseñas. En el anuncio de la Palabra de Dios, no olvides nunca la comunión con la Iglesia, pues ella es su depositaria e intérprete. No olvides tampoco el testimonio de vida, pues los discursos más brillantes, sólo aprovechan y estimulan si van acompañados de las obras y el buen ejemplo.

 

  1. Vas a desempeñar también la función de santificar en nombre de Cristo, el sumo y eterno sacerdote. En la administración de los sacramentos y, especialmente, en la celebración de la Eucaristía, Él te va a permitir actuar en su nombre, “representando a la persona de Cristo Cabeza de la Iglesia”. Ello te exigirá una permanente conversión a Él y una identificación profunda con aquel a quien vas representar, algo que los fieles tienen derecho a esperar de ti.

 

  1. En la administración de los sacramentos, vas a entrar en la esfera de la santidad de Dios. Ello pide de ti una vida santa, inspirada en el radicalismo evangélico, una vida, como la de Jesús, pobre, casta, humilde y obediente, edificada y recreada cada día en la oración. Que Él lo sea todo para ti. En oración y en la celebración de la Eucaristía, descubrirás el gozo y el valor de tu propia vida. Ese es el lugar de la Iglesia y su quehacer principalísimo por todo el orbe de la tierra y ese es el lugar y el quehacer fundamental de todo sacerdote. A la vera del Señor encontrarás la alegría, la fortaleza y la seguridad necesarias para la exigente tarea que te espera.

 

  1. En el ejercicio de tu sacerdocio, por fin, vas a desempeñar, en nombre de Cristo, la función rectora de la comunidad. Que Jesucristo, el Buen Pastor, te conceda crecer cada día en caridad pastoral y en amor a los fieles; que los ames con entrañas de padre. Que les dirijas con auténtico espíritu de servicio. Que descubras cada día su presencia en los más pobres y sencillos, en los enfermos, los ancianos, los niños y los jóvenes, amando y sirviendo a todos, buscando la oveja perdida, perdonando los pecados, consolando a los afligidos, sanando los corazones destrozados, liberando a quienes son víctimas de tantas cadenas (Is 63,1-3) en nombre de aquel que no vino a ser servido, sino a servir a dar su vida en rescate por todos.

 

  1. Hoy el Señor toma posesión de ti para seguir anunciando el Reino de Dios a tus hermanos, para manifestar la bondad y la misericordia de Dios, para llevar el perdón a los hijos descarriados y ayudarles a creer en su Padre celestial y a vivir de acuerdo con su condición de hijos de Dios y ciudadanos del cielo. Vive enteramente a su servicio, sin reservarte nada, sin añorar nada, sin mirar para atrás, poniendo al Señor y su Reino en el primer término de tus anhelos y proyectos.

 

  1. Se humilde, paciente y perseverante. No te creas más que nadie. No dudes nunca del valor de la Palabra que anuncias. No te avergüences de Jesús ni de su Iglesia. No pongas nunca la sabiduría de Dios al servicio de la pobre sabiduría de los hombres. No sometas el poder del Evangelio a tus conveniencias, ni a los deseos de los poderosos de este mundo. Conserva siempre la confianza en el Señor, vive de verdad como siervo suyo. Él te hará libre para cumplir su voluntad y para servir a tus hermanos en la verdad y en el bien.

 

  1. Entra de lleno en la paradoja del Evangelio, que nos dice que, en este mundo, quien pierde la vida por el Señor, la gana; y quien pretende ganarla al margen de Dios, la pierde. Vive la sencillez y la simplicidad del Evangelio que es más sabia que la sabiduría del mundo. Él nos asegura que la humildad y la debilidad de Dios es la fuerza profunda que mueve la vida de la Iglesia. Al hacerte hoy partícipe del sacerdocio de Jesús, asumes su debilidad, pero también su fortaleza invencible. A partir de ahora llevarás en tu cuerpo, en tu ministerio, la debilidad y el dolor de su muerte, pero llevaréis también el esplendor y la victoria de su resurrección, que es la mejor garantía de un sacerdocio fecundo y fiel.

 

  1. En la hermosa aventura que hoy comienzas siéntete siempre acompañado por la Virgen María, la Madre de Jesús, la Madre fuerte de la Iglesia naciente, la Madre amorosa y tierna de cuantos queremos vivir en comunión familiar con Jesús. Las palabras y el ejemplo de María constituyen una sublime escuela de vida en la que se han formado los apóstoles de ayer, de hoy y de siempre. Teniendo a María en el corazón, ella te ayudará a responder filialmente al Padre, a vivir el amor y la adhesión a su Hijo, y a acoger las inspiraciones del Espíritu Santo. Amen.

 

+ Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla

 

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‘Cristo Vive (II)’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

(Publicado el viernes, 18 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Hace un mes publiqué una carta con un comentario sobre los cuatro primeros capítulos de la exhortación apostólica Christus vivit del papa Francisco. Os recuerdo que su argumento fundamental era la pastoral juvenil y vocacional. En ella se recogen los frutos del último Sínodo. Os recuerdo también las primeras palabras del Papa: “Cristo vive, esperanza nuestra y Él es la más hermosa juventud de este mundo…  las primeras palabras que quiero dirigirá cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!”.

En el capítulo quinto el Papa inculca a los jóvenes algunas convicciones: Dios es amor, Cristo vive y nos salva y el Espíritu Santo cambia nuestra vida, la ilumina y le imprime un rumbo mejor. A continuación, el Papa invita a los jóvenes a vivir y experimentar la amistad con Jesús con estas palabras terminantes, destino y meta de toda pastoral juvenil: Por más que vivas y experimentes no llegarás al fondo de la juventud, no conocerás la verdadera plenitud de ser joven, si no encuentras cada día al gran amigo, si no vives en amistad con Jesús”. El Papa invita también a los jóvenes a ser apóstoles y a compartir la fe en Jesús: “¿Por qué no hablar de Jesús, por qué no contarles a los demás que Él nos da fuerzas para vivir, que es bueno conversar con Él, que nos hace bien meditar sus palabras? Jóvenes, no dejéis que el mundo os arrastre a compartir sólo las cosas malas o superficiales. Sed capaces de ir contracorriente y sabed compartir a Jesús, comunicad la fe que Él os regaló. Ojalá podáis sentir en el corazón el mismo impulso irresistible que movía a san Pablo cuando decía: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16)”.

El capítulo sexto se titula Jóvenes con raíces. Tener raíces es estar conectado a una historia, a una familia, a una cultura, a unos amigos, a unos padres y a unos abuelos a los que hay que escuchar, huyendo de la superficialidad y de la manipulación que halaga a los jóvenes, “que desprecian la historia, que rechazan la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoran todo lo que los ha precedido”. Son los puntos de arraigo que nos permiten asumir con realismo y amor el momento presente con su posibilidades y riesgos, con sus alegría y dolores, para anunciar la Buena Notica en estos tiempos nuevos.

El séptimo capítulo el Papa anima a encontrar nuevos caminos, creativos y audaces para la pastoral juvenil. En ellos se debe privilegiar el idioma de la proximidad, el lenguaje del amor desinteresado, que toca el corazón, llega a la vida y despierta esperanza. Es necesario acercarse a los jóvenes con la gramática del amor. El lenguaje que los jóvenes entienden es el de aquellos que dan la vida, el de quien está allí por ellos y para ellos, y el de quienes, a pesar de sus límites y debilidades, tratan de vivir su fe con coherencia. El punto de llegada y la meta es la experiencia de Dios, el encuentro con Jesús que transforma los corazones. Después vendrá la formación doctrinal y moral y la experiencia de la generosidad, la vivencia de la fraternidad y el servicio a los pobres, iniciándoles además en el apostolado, todo ello en un marco de familia, haciendo de la parroquia un verdadero hogar para tantos jóvenes sin arraigo familiar.

El octavo capítulo está dedicado a la vocación. Para el Papa “lo fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven es ante todo su amistad”. En el marco de esa amistad, afirma, “somos llamados por el Señor a participar en su obra creadora, prestando nuestra aportación al bien común a partir de las capacidades que recibimos”. La vida del joven y de cualquier persona debe ser para los demás ordinariamente en el marco de la familia y del trabajo. A algunos, sin embargo, el Señor les llama a seguirle en el sacerdocio o en la vida consagrada, camino que debemos proponer a los jóvenes con valentía. Los jóvenes no deberían descartar esta posibilidad si sienten la mirada atractiva y fascinante de Jesús.

El capítulo noveno está dedicado al discernimiento vocacional. El Papa comienza afirmando que “sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento”. Se trata de entrever el misterio del proyecto único e irrepetible que Dios tiene para cada uno. Se trata de reconocer la propia vocación en un clima de soledad, silencio, oración y apertura a la escucha de la llamada del Amigo, todo ello con el acompañamiento de personas solventes y la ayuda maternal de María, la Virgen fiel, modelo de los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.

Para todos los jóvenes y cuantos les acompañan, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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Boletín informativo de octubre de 2019

(Publicado el jueves, 17 de octubre de 2019)

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Vigilia de Adoración al Santísimo Sacramento

(Publicado el lunes, 14 de octubre de 2019)

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Crónica de la Vigilia Diocesana de las Espigas celebrada en Pilas

(Publicado el domingo, 6 de octubre de 2019)

En la noche del 28 al 29 de septiembre se celebró la tradicional Vigilia Diocesana de las Espigas en la sevillana población de Pilas, donde su Sección de Adoración Nocturna Femenina Española (ANFE) cumple en el presente año su vigésimo quinto aniversario fundacional. Esta localidad mantiene una fecunda devoción a Jesús Sacramentado en las horas de la noche desde septiembre de 1909, año en que se fundó la Sección de Adoración Nocturna Española (ANE).

La Recepción de Secciones y adoradores, primero de los momentos que se viven en esta gran Vigilia anual, la única que conserva el formato tradicional, estando el Santísimo Sacramento expuesto en la custodia toda la noche, para ser adorado en turnos de una hora hasta el amanecer por los adoradores, tuvo lugar en la Ermita de Nuestra Señora de Belén, patrona de Pilas. Es el momento del encuentro, del saludo afectuoso y fraterno de los hermanos y hermanas que se encuentran, a veces, sin haberse visto durante el resto del año, por proceder de sitios lejanos, pero que en esta dichosa noche viajan gustosos a la cita con el Señor, sabiendo que el resultado espiritual merecerá la pena.


Allí, ante la mirada maternal de la Madre, se fueron apuntando las distintas Secciones Adoradoras concurrentes, y se fue organizando la Procesión de Banderas, en la que, todas las Secciones presentes, por orden de antigüedad se encaminarían hacia el lugar de la Vigilia propiamente dicho, en este caso la parroquia de Santa María la Mayor, manifestando con esta primera procesión introductoria su gozo, mediante alegres cantos eucarísticos, a todos los lugareños y dando carácter festivo a la noche que comenzó de forma oficial a las 21:15 horas, con las palabras introductorias del Rvdo. D. Juan José Hidalgo, Vicario Parroquial, y la oración inicial ante el sagrario de la Ermita dirigida por el Rvdo. D. Florentino Córcoles, Consiliario del Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna Española de Sevilla. 

Dicha Procesión de Banderas estuvo compuesta por la cruz parroquial y ciriales, seguida de representaciones de las Hermandades, Cofradías y Agrupaciones de Pilas, cada una con sus respectivos estandarte y varas de autoridad. Seguían las Secciones y un gran número de fieles de la localidad, que se volcó en todo momento con esta gran Vigilia eucarística. Cerraban el cortejo, como es habitual, los Consejos Diocesanos de ANE y ANFE, junto con la Sección de Pilas, anfitriona del evento, y el clero asistente, por un recorrido engalanado con banderolas y balcones con colgaduras. 

A la llegada al templo parroquial, los estandartes fueron locales fueron colocados en las capillas del mismo, mientras que todas las banderas de las Secciones participantes tuvieron su lugar en la cabecera de la nave del evangelio, ante el altar de la Virgen del Carmen, excepto las de las dos Secciones de Pilas, ANE y ANFE, que ocuparon su lugar en el presbiterio, junto a la cruz parroquial. Los consejos Diocesanos tuvieron asiento reservado en los primeros bancos de la nave central, así como los presidentes locales y el Sr. Alcalde junto con las demás autoridades asistentes. 

Poco antes de las diez de la noche, el clero, encabezado por el Rvdo. Sr. Cura Párroco, D. Adolfo Pacheco Sepúlveda, los presidentes de ANE y ANFE de Pilas, los de los Consejos Diocesanos, el Sr. Alcalde y demás autoridades esperaron en la puerta del templo la llegada del Excmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla, con el agua bendita y la cruz, pues sería el encargado de presidir la solemne Misa prevista para las 22:00 horas.


A dicha hora comenzó la Procesión de Entrada, con una parroquia completamente llena de adoradores y fieles deseosos de vivir la gran Vigilia anual de las Espigas. Tras la incensación del altar, comenzó el rezo de Vísperas, con los salmos 112, 145 y el Cántico, cantándose a continuación el Gloria y siguiendo el ritual de la Santa Misa. El Sr. Arzobispo realizó una sentida homilía en la que se pudieron distinguir dos partes. En la primera resaltó la importancia de la Eucaristía para los cristianos a través de la Historia, citando episodios tan relevantes como los Mártires de Cartago, y el niño mártir San Tarsicio, entre otros, que dieron su vida por defender la Santa Misa y la propia Eucaristía; o el de San Pascual Bailón, patrono general de la Adoración Nocturna, precisamente por su amor desmedido al Santísimo Sacramento. La segunda parte, continuación de la anterior, estuvo dedicada a resaltar la importancia del Santo Sacrificio en nuestras vidas, en la actualidad. Finalizó manifestando su especial predilección por la Adoración Nocturna, como parte importantísima de la vida de la Iglesia por su cercanía al Señor en las Sagradas Especies, y exhortando a las Secciones a abrirse a todos, a incorporar a los jóvenes a las vigilias y a los actos que se organicen. 



Tras la Comunión, se rezó el Magníficat y se procedió a la Exposición Mayor del Santísimo Sacramento, con el ritual acostumbrado, recitándose además, de forma comunitaria la Oración de Presentación de Adoradores. Una vez retirados los oficiantes, se procedió al rezo del Santo Rosario, en sus Misterios Gloriosos. Comenzaron después, coincidiendo con la medianoche, los turnos de vela ante el Santísimo Sacramento, de una hora cada uno, en los que se distribuyeron las distintas Secciones, los Consejos Diocesanos, y cuantos fieles desearon quedarse.



Al mismo tiempo, y como es habitual, fuera del templo, en este caso en el espléndido patio anexo y en los magníficos salones parroquiales, se tuvo una agradable convivencia entre todos los adoradores y fieles que no estaban realizando su turno de guardia ante el Señor, pudiendo además degustarse riquísimas viandas preparadas por las mismas anfitrionas y cuantas personas quisieron colaborar. Si en la Vigilia de Espigas el momento álgido es aquel en el que el adorador se encuentra personalmente con Jesucristo, verdadera y realmente presente en la custodia, bajo la apariencia del Pan consagrado, en su turno de vela, no menos importante es esta convivencia que tiene lugar entre todos aquellos que en el exterior del templo, mientras aguardan su turno respectivo, intercambian opiniones, experiencias, se interesan por la familia de aquel al que hace tiempo que no veían, conocen costumbres y circunstancias que relatan los lugareños, etc. 

Cada turno se introdujo con el bello cántico “De rodillas, Señor, ante el Sagrario”, comenzando con el Himno de San Francisco conocido como “Cántico de las Criaturas”. Los Salmos elegidos fueron el 64 y el 103. Las lecturas escogidas fueron, del Génesis la primera (creación del hombre), y de la Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, del Concilio Vaticano II, sobre la Iglesia en el mundo actual (responsabilidad y actuación humana con respecto a todo lo creado). Y se finalizó como es costumbre, con el “Te Deum” y el Compromiso de Fidelidad de los adoradores.

Una vez finalizados los cinco turnos de vela, a las cinco de la mañana, con todos los adoradores y fieles reunidos de nuevo en el templo parroquial, se procedió al rezo de Laudes, que presidió el Rvdo. Sr. Cura Párroco. Los textos elegidos fueron: salmo 62, cántico de Daniel y salmo 149. Siguió el “Benedictus”, y las preces. Acabado el rezo de esta primera hora litúrgica del día, se procedió a la organización de la Procesión con el Santísimo Sacramento, en el mismo orden que la de Banderas. Al igual que en aquella, acompañaron todas las Hermandades, Cofradías y Agrupaciones de Pilas, así como un alto número de fieles, que en todo momento, y dirigidos por el Sr. Vicario Parroquial, no dejaron de entonar himnos y cantos en honor de Jesús Sacramentado durante el recorrido, que cerraba el palio que a modo de respeto, cubría la Majestad de Dios.


Una vez llegados al Parque Municipal de Pilas, en cuyo arco de entrada se había preparado un sencillo y bello altar, el párroco procedió a incensar el Sacramento y seguidamente a impartir la bendición con Su Divina Majestad sobre los campos, bendición que hoy día extiende su significado sobre todos los frutos del trabajo humano, mientras eran rendidas todas las banderas y estandartes, para, a continuación, emprender el regreso a la Parroquia de Santa María la Mayor, donde, de nuevo con el templo lleno de fieles, se realizaron los ritos conclusivos: canto del “Tantum ergo”, incensación, oración y Bendición final con el Santísimo Sacramento, que fue retirado de la custodia y conducido solemnemente a la reserva en el Sagrario parroquial.



Como es habitual en las vigilias de Adoración Nocturna, siempre se acaba con un recuerdo agradecido a la Santísima Virgen, por habernos dado a Jesús. En esta ocasión se finalizó con el canto de “Salve Regina” a Santa María presente en su imagen del Altar Mayor parroquial, como titular del templo. Tanto el Rvdo. Sr. Cura Párroco como los Presidentes Diocesanos de ANFE y ANE tuvieron cariñosas palabras de despedida para todos los asistentes, en cuyas caras no se apreciaba el cansancio, sino al contrario, el gozo por haber tenido la suerte de vivir una noche espléndida en todos los sentidos, pero muy especialmente en el espiritual. 


Solo queda resaltar y agradecer la gran acogida y masiva participación del pueblo e instituciones de Pilas en esta Vigilia Diocesana de las Espigas, consiguiendo entre todos, que haya sido memorable, con la seguridad de que todos, especialmente los organizadores, tendrán la satisfacción del deber cumplido. 

¡Adorado sea Jesús Sacramentado!
¡Ave María Purísima!


Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.

Fotografías: D. Francisco Perejón Ortega.
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‘Octubre 2019, Mes Misionero Extraordinario’, Carta Pastoral del Arzobispo

(Publicado el viernes, 4 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

El papa Francisco ha convocado un Mes Misionero Extraordinario a celebrar en este mes de octubre. Lo anunció en el Ángelus del domingo 22 de octubre de 2017, coincidiendo con la Jornada del DOMUND. Tiene como lema “bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en Misión en el mundo”. Con esta iniciativa el Santo Padre quiere despertar la conciencia misionera de toda la Iglesia, retomar con nuevo impulso la responsabilidad de proclamar el Evangelio a todos los pueblos y fortalecer el ardor misionero de toda Iglesia.

El Concilio Ecuménico Vaticano II visibilizó la catolicidad de la Iglesia con la presencia de gran número de obispos misioneros, pastores de iglesias jóvenes, que contribuyeron significativamente a reafirmar la necesidad y la urgencia de la misión y la naturaleza esencialmente misionera de la Iglesia. Esta conciencia no ha disminuido en los últimos decenios. “Los hombres que esperan a Cristo son todavía un número inmenso”, nos dejó escrito san Juan Pablo II, para afirmar a continuación: “No podemos permanecer tranquilos, pensando en los millones de hermanos y hermanas, redimidos también por la Sangre de Cristo, que viven sin conocer el amor de Dios” (RM 86). Por ello, como nos decía el papa Benedicto XVI, el Señor, “hoy como ayer, nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra” (Porta fidei 7). Necesitamos, pues, retomar el fervor apostólico de las primeras comunidades cristianas que, pequeñas e indefensas, fueron capaces de difundir el Evangelio en el mundo entonces conocido mediante su anuncio y testimonio.

No es extraño que el Concilio Vaticano II y el Magisterio de la Iglesia insistan tanto en el mandato misionero que debe ser un compromiso impostergable de todo el Pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos, religiosas y laicos, si bien incumbe en primer lugar a los obispos, primeros responsables de la evangelización del mundo por ser miembros del colegio episcopal. Ellos, efectivamente, “han sido consagrados no sólo para una diócesis, sino para la salvación de todo el mundo” (RM 63). Para un obispo, pues, el mandato de predicar el Evangelio no se agota en los límites de su diócesis. Consecuentemente, ha de excitar el celo misionero del Pueblo de Dios, de modo que toda su Iglesia se haga misionera y todas sus instituciones, actividades y programas lleven el marchamo misionero, incluyendo a todas las realidades y movimientos eclesiales, que deben sentirse interpeladas por el mandato del Señor de predicar a Jesucristo y su Evangelio al mundo entero.

Como Pablo, que clama “Ay de mi si no evangelizare” (1 Co 9,16), debemos dirigirnos hacia los que están lejos, a aquellos que no conocen todavía a Cristo y no han experimentado aún la paternidad de Dios, bien entendido que la cooperación misionera debe incluir no sólo la ayuda económica y la promoción humana, sino también y, sobre todo, la evangelización. La humanidad entera tiene hambre y sed de Dios y debe ser invitada y conducida al pan de vida y al agua viva. Es necesario renovar el entusiasmo de comunicar la fe. La preocupación de evangelizar nunca debe quedar al margen de la actividad eclesial, de la vida de las parroquias y de la vida personal del cristiano, consciente de ser destinatario y, al mismo tiempo, misionero del Evangelio.

El punto central del anuncio sigue siendo el mismo: Jesucristo muerto y resucitado para la salvación del mundo, el amor de Dios, absoluto y total por cada hombre y por cada mujer, que culmina en el envío del Hijo unigénito, quien no rehusó compartir la pobreza de nuestra naturaleza humana, amándola y rescatándola del pecado y de la muerte mediante el ofrecimiento de sí mismo en la cruz.

La fe es un don que se nos ha dado para compartirlo; es un talento recibido para que dé fruto; es una luz que no debe quedar escondida, pues debe iluminar toda la casa. Todos debemos ser misioneros en el ambiente en el que la Providencia nos ha situado, procurando anunciar y testimoniar el Evangelio y rezando y ofreciendo nuestras obras por las misiones, por la sacrosanta intención del anuncio del Evangelio en todo el mundo.

En los inicios de este mes misionero, recuerdo con afecto a los dos centenares de misioneros y misioneras diocesanos, que anuncian a Jesucristo en países de misión y que son el orgullo de nuestra Archidiócesis. La Delegación diocesana de Misiones, en su renovado entusiasmo y compromiso a favor de las misiones y de la pastoral misionera, con la ayuda de una Comisión específica, ha preparado una serie de iniciativas que Dios quiera que produzcan muchos frutos. Pido a los sacerdotes consagrados y demás responsables de la pastoral diocesana, en concreto a los directores de la escuela católica, que hagan todo lo posible para que este octubre misionero extraordinario sea un gran aldabonazo que despierte el fervor misionero en nuestra Archidiócesis.

Con mi gratitud anticipada para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

               + Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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Solemne Función en honor de San Francisco de Asís

(Publicado el miércoles, 2 de octubre de 2019)

El viernes 4 de octubre nuestra Sección Adoradora asistirá a la Solemne Función en honor de San Francisco de Asís, que se celebrará en el Monasterio de Santa Clara, coincidiendo con su festividad litúrgica, a las nueve y media de la mañana.

Se suprimirá, por tanto, la misa de las ocho menos cuarto de la mañana.

Fotografía: N. H. A. D. Juan Escamilla Martín.
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A la venta los décimos del Sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional

(Publicado el martes, 1 de octubre de 2019)

Como siempre, cada décimo se venderá a 23 €, de los cuales 3 € serán en concepto de colaboración con nuestr
a Sección Adoradora Nocturna.

Con este donativo podemos llevar a cabo muchos de los actos que organizamos durante el año, entre otros fines, porque, con cada pequeña aportación, logramos hacer mucho.

Y además, siempre está la ilusionante posibilidad de que nos sonría la suerte y el número salga premiado, como ha sucedido en alguna ocasión.
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