A la venta los décimos del Sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional

(Publicado el domingo, 1 de diciembre de 2019)

Como siempre, cada décimo se venderá a 23 €, de los cuales 3 € serán en concepto de colaboración con nuestr
a Sección Adoradora Nocturna.

Con este donativo podemos llevar a cabo muchos de los actos que organizamos durante el año, entre otros fines, porque, con cada pequeña aportación, logramos hacer mucho.

Y además, siempre está la ilusionante posibilidad de que nos sonría la suerte y el número salga premiado, como ha sucedido en alguna ocasión.
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Carta Pastoral con motivo de la ‘III Jornada Mundial de los Pobres’

(Publicado el sábado, 16 de noviembre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

El 13 de junio de 2017, el papa Francisco hacía público un mensaje titulado “No amemos de palabra sino con obras”. Con él instituía la “Jornada mundial de los pobres” que, en su tercera edición, celebramos con el lema La esperanza de los pobres nunca se frustrará. Estas palabras del Salmo 9,19, nos dice el Papa que quieren devolver a los pobres la esperanza perdida a causa de la injusticia, el sufrimiento y la precariedad de la vida.

El Santo Padre describe con gran realismo las numerosas formas de nuevas esclavitudes a las que están sometidos millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños. Habla de las familias que se ven obligadas a abandonar su tierra para buscar una vida mejor; de huérfanos que han perdido a sus padres o que han sido separados violentamente de ellos; de jóvenes a los que se les impide el acceso al trabajo; de las víctimas de tantas formas de violencia, desde la prostitución hasta las drogas. No olvida el Papa a los millones de inmigrantes a los que se les niega la solidaridad y la igualdad. Tampoco olvida a los marginados y sin hogar que deambulan por las calles de nuestras ciudades.

Afirma el Papa que con frecuencia vemos a los pobres en los vertederos para encontrar algo que comer o con qué vestirse, sin que exista ningún sentimiento de culpa por parte de aquellos que son cómplices en este escándalo. Considerados generalmente como parásitos de la sociedad, a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza. En vez de disminuir, aumentan cada día a pesar de las conquistas de la civilización.

Nos dice el Papa que la opción por los últimos, por aquellos que la sociedad descarta y desecha es una opción prioritaria que los discípulos de Cristo deben vivir para no traicionar la credibilidad de la Iglesia y dar esperanza efectiva a tantas personas indefensas. El compromiso de los cristianos, con ocasión de esta Jornada Mundial y en la vida ordinaria de cada día, debe conllevar un cambio de mentalidad para redescubrir lo esencial, acompañando a los pobres no por un momento cargado de entusiasmo, sino con un compromiso que se prolonga en el tiempo lleno de amor gratuito que no busca recompensa.

A los numerosos voluntarios, que tienen el mérito de ser los primeros en preocuparse de los pobres, les pide el Papa que crezcan en su dedicación, adivinando en cada pobre lo que él realmente necesita, a no detenerse ante la primera necesidad material, sino a ir más allá para descubrir sus necesidades espirituales, prestando atención a su cultura y a sus maneras de expresarse, y así poder entablar un verdadero diálogo fraterno. Les pide también que dejen de lado los factores ideológicos o políticos, mirándolos con la mano tendida y con amor.

Antes que nada, los pobres tienen necesidad de Dios. Los pobres se acercan a nosotros porque les distribuimos comida, pero lo que realmente necesitan va más allá del plato caliente o del bocadillo que les ofrecemos. Los pobres necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad. Necesitan amor. Muchas veces se requiere poco para devolverles la esperanza: basta con detenerse, sonreír, escuchar… Son hombres, mujeres y niños que esperan una palabra amistosa. Al encontrarnos con ellos, los acercamos a Jesucristo y nosotros descubrimos el rostro de Jesús.

La realidad de la pobreza en nuestro mundo compromete nuestra vida, con frecuencia demasiado cómoda. No nos quedemos paralizados o resignados, como si la pobreza en el mundo fuera un mal fatal contra el que no podemos luchar. Impliquémonos con generosidad sin poner condiciones.

La decisión del Papa de instituir una Jornada Mundial de los Pobres, que en este año llega a su tercera edición, quiere espolear nuestra conciencia un tanto adormecida y estimular nuestro compromiso. El próximo domingo, 24 de noviembre, celebraremos la fiesta de Jesucristo Rey del Universo. Sería bueno que entre ambos domingos la Vicaría para la Nueva Evangelización, Cáritas Diocesana y las Delegaciones Diocesanas más directamente concernidas organicen encuentros de solidaridad y ayuda concreta; que como signo de la realeza de Cristo, se invite a los pobres y a los voluntarios a participar conjuntamente en la Eucaristía de Cristo Rey, en el que recordaremos que la iglesia debe ser en el mundo “el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz”.

Dios quiera que esta Jornada sea en un fuerte llamamiento a nuestra conciencia creyente para que comprendamos, como nos ha dicho más de una vez el papa Francisco, que los pobres no son un problema, sino un recurso al cual acudir para acoger y vivir la esencia del Evangelio.

Para todos, y muy especialmente para los pobres y quienes viven cerca de ellos ayudándoles y sirviéndoles, mi saludo fraterno y mi bendición.


+ Juan Jose Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla
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Evangelio del Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario (Ciclo C)


Mc 13, 24-32. Reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos.


En aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. Aprended de esta parábola de la higuera: Cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede, sabed que él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce ni los ángeles del cielo ni el Hijo, solo el Padre.


Comentario dominical del Padre Manuel María Roldán Roses, Cura Párroco de Santiago el Mayor, de Alcalá de Guadaíra.

Las Lecturas de este domingo siguen la línea escatológica del final del Año Litúrgico: el futuro definitivo de la historia de la humanidad. Los últimos tiempos los preparamos ya, desde ahora, especialmente con la celebración eucarística.

Jesús nos ha dicho que “el final de los tiempos no vendrá enseguida”. Ahora es el tiempo de dar testimonio, y no dejarse engañar por personas ni supuestos signos que anuncian la proximidad del fin.

El tiempo histórico que los cristianos están llamados a vivir viene marcado por las dificultades y contradicciones. La actitud requerida es la perseverancia. La fidelidad a Jesucristo debe ser total y continua, con la seguridad de que su ayuda no faltará. Por lo tanto, debemos mirar al futuro con serenidad y paz. La Palabra no nos quiere infundir angustia, sino animarnos a tener más confianza en Dios y serle fieles. La fatiga y las desgracias de la vida cotidiana han de ser una ocasión para ir madurando en nuestra fe y dar un testimonio de vida coherente en Jesús. Es decir, tomar el presente con seriedad (que no es sinónimo de tristeza ni miedo), para vivir en vigilancia pensando en el futuro sin descuidar el presente en todas sus dimensiones.
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Hoy, Santa Misa y Vigilia de Adoración al Santísimo Sacramento

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Boletín informativo de noviembre de 2019

(Publicado el jueves, 14 de noviembre de 2019)

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Santa Misa y Vigilia de Adoración al Santísimo Sacramento

(Publicado el domingo, 10 de noviembre de 2019)

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Carta Pastoral por el Día de la Iglesia Diocesana ‘Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro’

(Publicado el sábado, 9 de noviembre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Celebramos en este domingo, 10 de noviembre, el Día de la Iglesia Diocesana, jornada que nos recuerda a todos los fieles cristianos que, en virtud de nuestro bautismo, formamos parte del pueblo de Dios y de la comunidad fundada por nuestro Señor Jesucristo, a la que Él mismo quiso llamar Iglesia, es decir, asamblea santa, misterio de comunión y acontecimiento de gracia y salvación para todos los que pertenecemos a ella. Cada porción del pueblo de Dios, establecida en un territorio determinado y confiada a un obispo para que la apaciente con la colaboración de los presbíteros, es llamada Iglesia particular o Diócesis. En nuestro caso, la Archidiócesis de Sevilla es una Iglesia venerable por su antigüedad, por la abundancia de sus instituciones de servicio a nuestro pueblo, la riqueza de tantas vidas heroicas y los admirables frutos de santidad atesorados a lo largo de su historia más de diecisiete veces centenaria, de la que todos debemos sentirnos orgullosos.

En esta jornada se nos recuerda que, además de pertenecer a nuestra parroquia que nos transmite la fe, tenemos otra familia, nuestra Archidiócesis, seno materno en el que hemos sido engendrados como hijos de Dios y medio que nos une con Jesucristo y nos brinda la gracia santificadora de su Espíritu que actúa en la palabra de Dios y en los sacramentos. Ella nos permite vivir comunitariamente nuestra fe y nuestro compromiso cristiano.

La primera finalidad de esta jornada es acrecentar nuestra conciencia de familia y de pertenencia a la Iglesia que peregrina en Sevilla. En este domingo, hemos de dar gracias a Dios por pertenecer a este pueblo y a esta Iglesia y, sobre todo, hemos de rezar por nuestra Archidiócesis, por sus obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y fieles, para que cada día crezcamos en comunión con el Señor, en fidelidad a las respectivas vocaciones, en unidad y comunión fraterna y en compromiso apostólico y evangelizador. Hemos de pedirle también por nuestros Seminarios y que nos conceda muchas, santas y generosas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

Con ocasión de esta jornada, la Archidiócesis de Sevilla quiere renovar su compromiso de servicio a los fieles y a la sociedad sevillana. Para ello, cuenta con los obispos, la catedral y más de 260 parroquias servidas por cerca de 500 sacerdotes y 59 diáconos. Cuenta también con 34 conventos, con más de 400 monjas contemplativa, y en torno a 1500 religiosos y religiosas de vida activa que colaboran en el apostolado, la evangelización y el servicio a los pobres. Tiene además cerca de 4200 catequistas, más de 1500 profesores de Religión, numerosos grupos apostólicos, movimientos, hermandades y cofradías, además de los Seminarios diocesanos, la Curia, las Vicarías y Delegaciones, Cáritas y otras muchas obras sociales, docentes y caritativa

Todas estas instituciones, personas y servicios constituyen la estructura necesaria para llevar a cabo la misión salvadora que Jesucristo confió a su Iglesia. Mantener esta estructura exige medios económicos cuantiosos, para retribuir modestamente a los sacerdotes, garantizar el funcionamiento de los Seminarios y demás servicios diocesanos, servir a los pobres, construir nuevos templos y restaurar y conservar nuestro ingente patrimonio artístico y cultural. Lo saben bien los fieles que forman parte del Consejo de Economía o de los consejos parroquiales de asuntos económicos. Por ello, otra de las finalidades de esta jornada es solicitar la ayuda generosa de los fieles, pues como afirma uno de los lemas de esta jornada, la Iglesia necesita tu ayuda y tu compromiso económico.

Una forma de ayudar a la Iglesia es a través de la declaración de la renta, cada año al final de la primavera, asignando el 0,7% de nuestros impuestos a favor de la Iglesia católica. Otras formas loables son las donaciones directas, en forma de cuotas, suscripciones, donativos, legados o testamentos y siendo generosos en la colecta de este domingo, que tiene como destino la Archidiócesis.

Pido a los sacerdotes y religiosos con cura de almas que en esta jornada procuren explicar con sencillez a los fieles la naturaleza de la Iglesia particular, la misión del obispo y de los sacerdotes, la importantísima misión que cumplen los Seminarios y el peculiar servicio salvífico y sobrenatural que la Diócesis presta a los fieles. Les ruego además que expliquen el lema de la jornada, Sin ti no hay presente, contigo hay futuro, y que hagan con esmero la colecta.

Pidamos al Señor, por intercesión de nuestros Santos diocesanos y, sobre todo, de la Santísima Virgen de los Reyes, patrona de la Archidiócesis, que esta jornada contribuya a fortalecer nuestra conciencia de familia, a amar con sentimientos de gratitud filial a nuestra Archidiócesis, a crecer en actitudes de colaboración con ella, a asumir y aplicar el Plan Pastoral, que a todos nos compromete, y a valorar y sentir como algo muy nuestro todo lo diocesano.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.


+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla
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Evangelio del Domingo XXXII del Tiempo Ordinario (Ciclo C)


Lc 20, 27-38. No es Dios de muertos, sino de vivos.


En aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”. Pues bien, había siete hermanos; el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer». Jesús les dijo: «En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”. No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».


Comentario dominical del Padre Manuel María Roldán Roses, Cura Párroco de Santiago el Mayor, de Alcalá de Guadaíra.

En este final del Año Litúrgico, la Palabra de Dios nos habla del final de los tiempos, de la resurrección que esperamos a los seguidores de Jesús, el Señor de la Vida.

En el evangelio de este domingo, Jesús nos muestra su visión de la vida eterna: el Padre nos tiene preparada una vida totalmente nueva después de la resurrección. Se trata -nada más y nada menos- de una participación en su misma Vida divina. Dios es un Dios de vivos, no de muertos.

Los cristianos confesamos en el Credo que creemos en la Vida futura. Esta fe se debe traducir en esperanza, que ilumina nuestra visión de la vida futura…, y de la presente. Estamos “de paso”, como peregrinos hacia la Patria futura y definitiva.

Ahora bien, creer y pensar en la Vida eterna futura no supone escapar de los compromisos de esta vida temporal. Más bien lo contrario: adelantar a este mundo el Reino de Dios. Debemos, eso sí, dar importancia a las cosas que de verdad la tienen, relativizando lo demás: la mayoría de las veces lo urgente no es lo importante.

Somos, pues, un Pueblo en marcha que tiene como meta el Reino de los cielos. Nos fiamos plenamente de Jesús, el Maestro.
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Crónica de la Función Conmemorativa del CXVII aniversario de la Sección y Besamanos de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano

(Publicado el martes, 5 de noviembre de 2019)

Con una solemne Función conmemorativa y el Besamanos de la Santísima Virgen de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, celebró la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento, el CXVII aniversario de su Erección Canónica por el Arzobispado de Sevilla. 

En efecto, esta Sección se fundó con la Solemne Vigilia de adoración que tuvo lugar en la noche del 31 de octubre al 1 de noviembre del año 1902, en la Parroquia de Santiago el Mayor, siendo su primer presidente D. Paulino García Donas. Desde entonces, los hermanos han mantenido encendida la llama de su carisma: la adoración a Cristo, real y verdaderamente presente en las Sagradas Especies Eucarísticas, durante las horas del descanso. 

Al igual que se hizo en 2017, el Aniversario se ha celebrado con la misa vespertina del día 31, en cuyo anochecer comenzó la Solemne Vigilia inaugural en 1902, y la Función conmemorativa el día 1, festividad de Todos los Santos, en cuyo amanecer y con la Santa Misa, terminó aquella primera vigilia. Y para solemnizar aún más esta efemérides anual, se colocó en Besamanos a la Santísima Virgen para que los fieles pudieran rendirle filial homenaje. Porque, como dijo el Salesiano Padre Antonio, en la homilía de la misa vespertina “la Virgen es la primera de los santos y la que los preside a todos, Es la más santa de los santos…”. Y el Rvdo. Padre D. Juan Manuel Melgar, Director de la Casa Salesiana de la ciudad y Capellán del Monasterio de Santa Clara, donde reside actualmente la Sección, refirió en la homilía de la Función Conmemorativa que: “la Virgen es Reina de los Ángeles y por ello, lo es también de Todos los Santos; es Consolación para todos los que aún estamos aquí, en la tierra, aunque algún día aspiramos a ser también santos, con la ayuda de su Gracia…”

En esta ocasión, la Sagrada Imagen se encontraba colocada en el presbiterio, en el lado de la epístola, vestida de blanco, con un traje de tisú de plata, que, junto con la ráfaga de rayos que orla todo su contorno, resaltaba aún más su condición de “mujer vestida de sol…”, como la describe el Libro del Apocalipsis. Lucía en el pecho la cruz pectoral que en 2017 le regalara el Eminentísimo y Reverendísimo Fray Carlos Amigo Vallejo, Cardenal del Título de Santa María de Monserrat de los Españoles, y Arzobispo Emérito de Sevilla, que es, a la sazón Presidente Honorario de la Sección Alcalareña. Y un broche de oro regalado en 2014 por una devota con el anagrama del nombre de María, de traza modernista, en razón de que su familia procedía de Utrera y de Carmona, lugares en los que se honra como Patrona a la Santísima Virgen con esos dos Títulos: Consolación y Gracia. 

Por su parte, el Niño Jesús, lucía en su pecho un corazón orlado de ráfagas, todo ello dorado, en este año del Centenario de la Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, mientras que en su mano izquierda portaba el orbe rematado con la cruz, al que bendice con su manita derecha. 


La sección repartió, además, una estampa como recuerdo de este aniversario, en cuyo anverso aparece un primer plano del bellísimo rostro de la Santísima Virgen, para que los fieles puedan apreciar la dulzura que emana de tan Sagrada Imagen. 

Ambas celebraciones, misa vespertina y Función de Aniversario, estuvieron acompañadas por la afinadas voces de la Comunidad de Hermanas Clarisas, con un escogido repertorio, que solemnizó aún más las dos Eucaristías, finalizando en ambos casos con el Himno de la Virgen de los Ángeles, propio de la Orden Franciscana, que la venera como especial Protectora, por la vinculación de San Francisco de Asís, con la minúscula capillita de la Porciúncula, dedicada precisamente a Nuestra Señora de los Ángeles.




Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.
Fotografías: N. H. A. D. José Antonio López Martínez, N. H. A. D. Juan Jorge García García, N. H. A. D. Francisco Burgos Becerra.
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Evangelio del Domingo XXXI del Tiempo Ordinario (Ciclo C)

(Publicado el domingo, 3 de noviembre de 2019)


Lc 19, 1-10. El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.


Entró en Jericó e iba atravesando la ciudad. En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publícanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa». Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor: «Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más». Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».


Comentario dominical del Padre Manuel María Roldán Roses, Cura Párroco de Santiago el Mayor, de Alcalá de Guadaíra.

En las Lecturas de este domingo aparece un mensaje de bondad y perdón por parte de Dios, que nos infunde la serenidad y confianza que todos necesitamos.

Jesús ha venido a buscar y a salvar a los pecadores. La conversión de Zaqueo es una reacción a la iniciativa de Jesús, que se acerca a él, se autoinvita a su casa (su intimidad) sin reprocharle sus pecados. Jesús no rechaza a nadie, sino que ofrece a todos la misericordia de Dios. Todos los que reconozcan su situación de lejanía y cambien de actitud reciben la salvación.

¿Somos nosotros de corazón misericordioso? Deberíamos tener un corazón más compasivo y clemente, como el de Dios. Eso conlleva ser acogedores, tolerar los defectos de los demás, no ser intransigentes con los fallos del prójimo, y no encerrarnos en nuestra “santidad”. Todo eso nos resultará más fácil si nos acordamos que también a nosotros nos dijo y nos dice continuamente el Señor en el camino de la vida: “… baja que hoy quiero hospedarme en tu casa”.
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Carta Pastoral ‘Noviembre, mes de los difuntos’

(Publicado el viernes, 1 de noviembre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy celebramos la solemnidad de Todos los Santos y mañana la Conmemoración de los Fieles Difuntos, y no quiero que vaya adelante este mes, que en la piedad popular está dedicado a los difuntos, sin dedicar una de mis cartas semanales a quienes “nos han precedido en el signo de la fe y duermen ya el sueño de la paz”. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 958) nos dice que “la Iglesia peregrina… desde los primeros tiempos del cristianismo, honró con gran piedad el recuerdo de los difuntos y también ofreció sufragios por ellos, pues, `es una idea piadosa y santa orar por los difuntos para que sean liberados del pecado’ (2 Mac, 12,46)”.

La visita al cementerio y la oración por nuestros familiares, amigos y bienhechores difuntos, especialmente en el mes de noviembre, es en primer lugar una profesión de fe en la resurrección de la carne, en la vida eterna y en la pervivencia del hombre después de la muerte, uno de los artículos capitales del Credo Apostólico. Gracias a la resurrección del Señor, los cristianos sabemos que somos ciudadanos del Cielo, que la muerte no es el final, sino el comienzo de una vida más plena, feliz y dichosa, que Dios nuestro Señor tiene reservada a quienes viven con fidelidad su vocación cristiana y mueren en gracia de Dios y en amistad con Él.

Los sufragios por los difuntos, entre los que hay que contar también la mortificación y la limosna, son además una confesión explícita de nuestra fe en el dogma de la Comunión de los Santos y de nuestra convicción cierta de que los miembros de la Iglesia peregrina, junto con los Santos del Cielo y los hermanos que se purifican de sus pecados en el purgatorio, constituimos un pueblo y un cuerpo, el Cuerpo Místico de Jesucristo. Somos una familia, en la que todos nos pertenecemos, que participa de un patrimonio común, el tesoro de la Iglesia, del que forman parte los méritos infinitos de Jesucristo, todos los actos de su vida, muy especialmente su pasión, muerte y resurrección, y la oración constante de quien “vive siempre para interceder por nosotros” (Hebr 7,25). A este patrimonio precioso pertenecen también los méritos e intercesión de la Santísima Virgen y de todos los Santos, la plegaria de las almas del purgatorio y nuestras propias oraciones, sacrificios y obras buenas, que hacen crecer el caudal de caridad y de gracia del Cuerpo Místico de Jesucristo.

Los miembros de la Iglesia no somos islas. Todos, vivos y difuntos, estamos misteriosamente intercomunicados por lazos tan invisibles como reales. Todos nos necesitamos y podemos ayudarnos. “Como la Iglesia –nos dice Santo Tomás de Aquino- está gobernada por un solo y mismo Espíritu, todos los bienes que ella ha recibido forman necesariamente un fondo común”. De él todos podemos participar. Por ello, acudimos cada día al Señor y nos encomendamos a la Santísima Virgen, a los Santos y a nuestro ángel custodio. Del mismo modo, podemos y debemos encomendar la fidelidad y perseverancia en nuestros compromisos a la intercesión de las almas del purgatorio, a las que también nosotros podemos ayudar a aligerar su carga y a acortar la espera del abrazo definitivo con Dios, con nuestras oraciones, sacrificios y sufragios, singularmente con el ofrecimiento de la santa Misa. Como es natural, hemos de encomendar en primer lugar a nuestros seres queridos, familiares, amigos y conocidos, pero también a todas las almas del purgatorio, sobre todo, a aquellas que no tienen quienes recen por ellas o están más necesitadas.

En el último día de nuestra vida, en la presencia del Señor, conoceremos en qué medida las oraciones y sacrificios de otras personas por nosotros nos mantuvieron en pie y afianzaron nuestra vida cristiana. Entonces comprobaremos el valor salvífico de nuestra plegaria y de nuestras buenas obras para otros hermanos, cercanos o lejanos, conocidos o desconocidos. Entonces sabremos también cómo nuestra tibieza y nuestros pecados debilitaron el tesoro de gracia del Cuerpo Místico de Cristo, haciéndonos reos de los pecados ajenos, lo cual ya desde ahora debe estimularnos a afinar en nuestra fidelidad al Señor y en el cumplimiento de nuestros deberes.

Al mismo tiempo que os invito a encomendar, especialmente en este mes, a las benditas ánimas del purgatorio a la piedad y misericordia de Dios, entre las que seguramente tenemos familiares y amigos, os recuerdo con el papa Pío XII, en su encíclica Mystici Corporis, el misterio, que él llama “verdaderamente tremendo y que nunca meditaremos bastante”, que la salvación de un alma dependa de las voluntarias oraciones y mortificaciones de otros miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo. Este misterio sorprendente debe ser para todos una interpelación constante y una llamada apremiante a la santidad y a vivir con responsabilidad nuestra vida cristiana, pues muchos bienes en la vida de la Iglesia están condicionados a nuestra fidelidad.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

 

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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Hoy, Solemne Función en honor de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, en Acción de Gracias por el CXVII Aniversario Fundacional de la Sección




PLEGARIA A NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES


Hoy quiero cantarte, Señora de los Ángeles, 
Reina Soberana, Madre Celestial. 
Yo soy una alondra que ha puesto en ti su nido.
Viendo tu hermosura, te reza su cantar.

Luz de la mañana, María, templo y cuna, 
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. 
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, 
yo te doy mi vida, soy tu trovador.

Salve, surco abierto donde Dios se siembra. 
Te eligió por madre Cristo el Redentor. 
Salve, esclava y reina, Virgen nazarena, 
casa, paz y abrazo para el pecador.

Luz de la mañana, María, templo y cuna, 
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. 
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, 
yo te doy mi vida, soy tu trovador.


Letra y música: Rvdo. D. Cesáreo Gabaráin Azurmendi (q. e. p. d.)
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A la venta los décimos del Sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional

Como siempre, cada décimo se venderá a 23 €, de los cuales 3 € serán en concepto de colaboración con nuestr
a Sección Adoradora Nocturna.

Con este donativo podemos llevar a cabo muchos de los actos que organizamos durante el año, entre otros fines, porque, con cada pequeña aportación, logramos hacer mucho.

Y además, siempre está la ilusionante posibilidad de que nos sonría la suerte y el número salga premiado, como ha sucedido en alguna ocasión.
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Carta Pastoral ‘Necesitamos oír la voz del laicado’

(Publicado el jueves, 31 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Los laicos estáis llamados a ser Iglesia en medio del mundo. Como pide el papa Francisco, necesitamos un laicado que se arriesgue, que se implique, que no tenga miedo a equivocarse y que mire siempre hacia adelante con alegría y esperanza. Ante el avance de la secularización, la apatía y la indiferencia religiosa, estáis llamados a vivir el sueño misionero de llegar a todas las personas (niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos) y a todos los ambientes (familia, trabajo, empresas, educación, compromiso socio-caritativo, ocio y tiempo libre…). Estáis llamados también a escuchar la llamada universal a la santidad encarnada en el contexto actual en los ambientes, la familia, el trabajo, la educación de los hijos y las relaciones sociales, «con sus riesgos, desafíos y oportunidades» (GE, n. 2).

En nuestras Orientaciones Pastorales Diocesanas (2016-2021), siguiendo la propuesta del papa Francisco para toda la Iglesia, se propone “que todas las comunidades procuren poner los medios necesarios para avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera” (EG 15,25). Por ello, en el curso pastoral 2019-2020, como recordaba en mi carta pastoral de inicio de curso “Haciendo amigos de Dios”, continuamos nuestro camino de conversión con la alegría de vivir el Evangelio en medio de nuestra sociedad, cada uno según las peculiaridades de su vocación y misión.

En nuestra Archidiócesis nos estamos preparando para celebrar el Congreso Nacional de Laicos, que se celebrará en febrero de 2020, en Madrid, organizado por la Conferencia Episcopal Española. Este Congreso, que lleva por lema «Pueblo de Dios en salida», desea escuchar la voz del laicado y reflexionar sobre la dimensión misionera de nuestra fe cristiana, tomando como pilares fundamentales la vocación, la comunión y la misión.

Desde estas líneas quiero animar a todas las parroquias, a sus grupos, a los laicos que participan en la misa dominical, a los que realizan servicios eclesiales; y  a los que forman parte de los Movimientos y Asociaciones, de nuestras Hermandades y Cofradías, y aquellos que desempeñan su tarea en colegios, obras asistenciales o sociales, a todos, a que os impliquéis en el proceso de comunión y sinodalidad que supone esta experiencia de la fase diocesana del Congreso en nuestra Archidiócesis.

Como seguramente conocéis, la fase diocesana está abierta hasta el próximo 15 de noviembre. En ella se nos pide que facilitemos una amplia participación del Pueblo de Dios en Sevilla. Para ello hemos preparado un documento-cuestionario recibido de la Comisión Episcopal de Apostolados Seglar de la Conferencia Episcopal Española. Para sostener esta acción, para su adecuado impulso y animación se ha constituido la Comisión Diocesana del Congreso presidida por el señor Obispo Auxiliar, el Vicario para la Nueva Evangelización y los delegados diocesanos que mayor número de laicos aglutinan: Pastoral Juvenil, Familia y Vida, Hermandades y Cofradías, y Apostolado Seglar.

Una Iglesia sinodal es una Iglesia participativa y corresponsable donde todos nos hemos de sentir Pueblo de Dios capaces de compartir nuestros dones con los hermanos. Este es el camino que vamos a recorrer en estos meses, orar, escuchar, analizar, dialogar, discernir y aconsejar para que se tomen las decisiones necesarias conforme a la voluntad de Dios.  Esta llamada es también para los que han abandonado la fe o la práctica religiosa, para los que se fueron y ya no están, y para los que nunca caminaron a nuestro lado, ni se sentaron en la mesa cálida y familiar de la Iglesia. Es una llamada para todos, para redescubrir el mensaje siempre nuevo de Jesús.

Desde estas líneas quiero agradeceros vuestra colaboración, signo de comunión y fraternidad, en el proceso que hemos iniciado. Para facilitar la participación de todos, en nuestra Archidiócesis hemos querido ofrecer un cuestionario online, que se puede rellenar personalmente y que se puede encontrar al inicio de nuestra página web. La participación online está pensada especialmente para cuantos acuden a nuestras Eucaristías dominicales y no suelen participar asiduamente en nuestros grupos diversos, aunque todos podéis participar. El Papa Francisco nos dice que “los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia” por eso nadie se puede quedar al margen de este proceso que hemos iniciado.

Jesús nos pide que sepamos leer los signos de los tiempos (GS 4) a partir de su mandato misionero: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación” (Cf. Mc 16,15). Ese es el gran desafío que tenemos como Iglesia. En el cuestionario se nos pide reconocer, interpretar y elegir. Estamos llamados a recorrer la senda del caminar juntos, porque solo una pastoral que sea capaz de renovarse a partir del cuidado de las relaciones y de la calidad de la comunidad cristiana será significativa y atractiva para la mujer y el hombre de hoy.

Encomiendo al Señor y a su bendita Madre el trabajo que se os pide y los frutos del Congreso. Mi bendición para todos.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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Crónica del nombramiento como "Adoradores Honoríficos de Jesús Sacramentado" de las personas que encarnaron a los Reyes Magos y la Estrella de la Ilusión en la Cabalgata del pasado 5 de enero

(Publicado el martes, 29 de octubre de 2019)

El miércoles 23 de octubre, en el Monasterio de Santa Clara, tuvo lugar, como en años anteriores, la entrega de diplomas a los Reyes Magos y Estrella de la Cabalgata 2019, con que la Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra de la Venerable Archicofradía de Adoración Nocturna al Santísimo Sacramento, nombra a los alcalareños que han encarnado a los bíblicos personajes, como Adoradores Honoríficos, en atención, precisamente, a la adoración que ellos realizan al encarnar a dichos personajes. 

El acto tuvo lugar en el transcurso de la Santa Misa, celebrada por el Arcipreste de la ciudad, Rvdo. D. Rafael Calderón García, Cura párroco de San Sebastián, quien, como en anteriores ocasiones, glosó en su homilía la importancia del papel del adorador, y su relación con los Reyes Magos, 

En su homilía, el oficiante, destacó que: “Estamos en la adoración nocturna y nosotros por nuestra fe adoramos a un solo Dios, a un solo Señor. A aquel que se ha quedado con nosotros en la Eucaristía. Pero qué bueno es pensar a cuantos dioses adoramos en nuestra vida: al dios dinero, al dios placer, al dios fiesta, al dios evasión… Cada uno tiene su dios al que adora. Para hacer santa la vida, para vivir el hoy desde Cristo, sin duda alguna solamente a uno debemos adoración y este es, queridos hermanos, el que se quedó con nosotros en el sagrario. 

El cristiano debe de estar constantemente en esta reflexión, en esta conversión constante para que no se nos olvide, no ya el futuro, sino para lo que el señor nos ha creado: para dar gloria a su nombre. 

Hermanos, pues vamos a pedir esto en la Eucaristía de esta noche: que vivamos nuestra vida santa y cristianamente y que solamente a un Dios adoremos: a Jesucristo. Que no haya orgullo, ni engreimiento, ni vanidad, ni soberbia alguna que pueda apartarnos de este amor que se nos revela por medio de Jesucristo.” 

En la reflexión, tras la Comunión, se llevó a cabo la entrega de los nombramientos, a la señorita Dª. Inmaculada Sánchez del Trigo (Estrella de la Ilusión), a D. Ángel Gutiérrez Oliveros (Rey Melchor), a D. José Manuel Iglesias Moreno (Rey Gaspar) y a D. Manuel López Soto (Rey Baltasar). En las palabras previas a la entrega, el Presidente de la Sección adoradora recordó a todos que este acto es consecuencia del realizado hace ahora diez años, cuando la Cabalgata celebró su Cincuentenario, en el que se nombró a dicha Institución Adoradora Honorífica “por la gran labor que desarrolla desde su fundación, y siempre fomentando y llevando por bandera la adoración al Niño Jesús… que realizan la Estrella y Reyes Magos en la tarde del 5 de enero de cada año.” 

Seguidamente, el Vicepresidente fue llamando a cada uno de los homenajeados, para que recibieran el diploma acreditativo de su condición de adoradores Honoríficos, cuyo texto lo explicita: “La Antigua y Franciscana Sección de Alcalá de Guadaíra, de la Venerable Archicofradía Sacramental de Adoración Nocturna Española otorga el título de “Adorador Honorífico” a … en el año en que como (Estrella de la Ilusión, Rey…) adoró a Dios hecho un Niño, al que nosotros también adoramos hecho Sacramento y Pan Eucarístico. Alcalá de Guadaíra, a 23 de octubre de 2019.” 

Una vez finalizada la Santa Misa, y tras las fotografías de rigor ante el Sagrario y ante los demás Titulares Sagrados de la Sección, el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora, Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia, los homenajeados pasaron al Coro bajo, donde, en compañía de las Hermanas Clarisas, firmaron en el Libro de Honor de la Archicofradía, aceptando el nombramiento y dedicando cada uno de los cuatro unas bellas y emocionadas palabras de agradecimiento por el honor recibido.








Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.

Fotografías: N. H. A. D. José Antonio López Martínez y N. H. A. D. Juan Escamilla Martín.
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Solemne Función y Besamanos en honor de Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, en Acción de Gracias por el CXVII Aniversario Fundacional de la Sección




PLEGARIA A NUESTRA SEÑORA DE LOS ÁNGELES


Hoy quiero cantarte, Señora de los Ángeles, 
Reina Soberana, Madre Celestial. 
Yo soy una alondra que ha puesto en ti su nido.
Viendo tu hermosura, te reza su cantar.

Luz de la mañana, María, templo y cuna, 
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. 
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, 
yo te doy mi vida, soy tu trovador.

Salve, surco abierto donde Dios se siembra. 
Te eligió por madre Cristo el Redentor. 
Salve, esclava y reina, Virgen nazarena, 
casa, paz y abrazo para el pecador.

Luz de la mañana, María, templo y cuna, 
mar de toda gracia, fuego, nieve y flor. 
Puerta siempre abierta, rosa sin espinas, 
yo te doy mi vida, soy tu trovador.


Letra y música: Rvdo. D. Cesáreo Gabaráin Azurmendi (q. e. p. d.)
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Carta Pastoral ‘De nuevo la eutanasia’

(Publicado el viernes, 25 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Escribo esta carta semanal con el propósito de ayudar a mis lectores a reflexionar sobre un tema que ha vuelto tristemente al primer plano de la actualidad. Nos dicen que sobre él existe consenso social por lo cual es necesario legislar. Como es bien sabido, la eutanasia es la acción u omisión tendente a acelerar la muerte del anciano o del enfermo terminal o desahuciado con el propósito de ahorrarle sufrimientos. Permitida ya en algunos países, es uno de los signos más evidentes de la deshumanización de nuestra sociedad. Aunque se enmascare con eufemismos tales como muerte digna o muerte dulce, es un verdadero asesinato y, por ello, una acción gravemente inmoral.

Siendo cierto que toda vida humana es digna del máximo respeto, lo es aún más en la ancianidad y la enfermedad. La ancianidad constituye la última etapa de nuestra peregrinación terrena. En su fase final puede discurrir en condiciones muy penosas y precarias. No faltan quienes se cuestionan si tiene sentido la existencia de un ser humano absolutamente dependiente y cercado por el dolor. ¿Por qué seguir viviendo en esas condiciones infrahumanas y dramáticas? ¿No sería mejor aceptar la eutanasia como una liberación? ¿Es posible vivir la enfermedad como una experiencia humana que hay que asumir con paciencia, valor y espíritu cristiano?

Con estas preguntas se confrontan cada día quienes por profesión o parentesco deben acompañar y servir a ancianos o enfermos, especialmente cuando parece que no existen ya posibilidades de curación. La mentalidad eficientista hoy imperante tiende a marginar a estas personas, como si fueran solo un peso y un problema para la sociedad. Quienes creen en la dignidad de todo hombre o mujer, cualquiera que sea su estado y situación, saben que hay que respetarles y sostenerles, aunque su estado sea terminal. Entonces es lícito recurrir a los cuidados paliativos que, aunque no curan, pueden aliviar los sufrimientos del enfermo, sin olvidar el amor, el cariño, el consuelo y el acompañamiento, tan importantes como los cuidados clínicos.

Querría subrayar también que en la atención a los ancianos y enfermos deben involucrarse las familias. El ideal sería que sean ellas las que acojan y se hagan cargo de ellos con afecto y alegría, de forma que los ancianos y enfermos terminales puedan pasar el último período de la vida en su casa y prepararse a la muerte en un clima de calor familiar. Si es imprescindible el ingreso en el hospital, es importante que no decaiga el vínculo del paciente con sus seres queridos y su propio entorno. En ambos casos debe facilitarse a estas personas el consuelo de la oración, el acceso a los sacramentos, la visita del sacerdote y el consuelo de los hermanos en la fe, los equipos parroquiales de pastoral de la salud.

Los últimos papas, san Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han exhortado muchas veces a científicos y médicos a seguir investigando para prevenir y curar las enfermedades ligadas al envejecimiento, sin ceder jamás a la tentación de recurrir a la eutanasia y al acortamiento de la vida de enfermos y ancianos. Juan Pablo II afirmó en Evangelium vitae que «la tentación de la eutanasia se presenta como uno de los síntomas más alarmantes de la cultura de la muerte que avanza sobre todo en las sociedades del bienestar» (n. 64). De ello deberían tomar buena nota los políticos, científicos, investigadores, médicos y enfermeros.

La vida del hombre es don de Dios que todos debemos custodiar siempre. Tal deber corresponde sobre todo al personal sanitario cuya vocación específica es ser servidores de la vida en todas sus fases, particularmente en la ancianidad y en la enfermedad terminal. En esas circunstancias, el remedio no es quitar la vida al enfermo, aunque él lo pida, sino aliviar sus sufrimientos, cosa que hoy es posible. Idéntico deber corresponde también a las familias, que no pueden disponer de la vida de un ser querido enfermo. Otro tanto cabe decir de los políticos y legisladores, que no pueden enmendarle la plana al único dueño de la vida que es Dios. En estos momentos, en España necesitamos un compromiso real para que la vida humana sea respetada en todas sus fases, desde la concepción hasta el último aliento.

Para los cristianos la fe en Cristo ilumina la enfermedad y la ancianidad. Muriendo en la cruz, Jesús dio al sufrimiento humano un valor y un significado trascendente. Ante el sufrimiento y la enfermedad los creyentes no podemos perder la serenidad, porque nada, ni siquiera la muerte, puede separarnos del amor de Cristo. En Él y con Él es posible afrontar y superar todas las pruebas y, precisamente en el momento de mayor debilidad, experimentar los frutos de la Redención. El Señor resucitado se manifiesta en cuantos creen en Él como el viviente que transforma la existencia dando sentido salvífico también a la enfermedad y a la muerte.

Para todos, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

 

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Homilía en la ordenación sacerdotal de Eduardo Vega

(Publicado el sábado, 19 de octubre de 2019)

  1. El Señor nos concede el privilegio de participar la ceremonia de ordenación sacerdotal de un hermano nuestro, Eduardo Vega Moreno, a quien nos unen los vínculos de la sangre, de la amistad, del afecto y de la estima y, sobre todo, los vínculos bien profundos de la misma fe en el Señor Jesús. En un clima de plegaria ferviente, vamos a vivir con él uno de los acontecimientos más transcendentales de su vida.

 

  1. En realidad, todos nosotros, desde el bautismo, tenemos ya el carácter sacerdotal, el sacerdocio común. En el bautismo quedamos incorporados a Jesucristo, sumo y eterno sacerdote, y fuimos hechos partícipes de su sacerdocio, de su condición de profeta, de su dignidad real y de su misión de pastor. En virtud del sacerdocio común, todos estamos llamados a ser santos y a sanar y santificar a nuestros hermanos; con el encargo de los profetas que hablan en nombre de Dios y proclaman y testimonian el Evangelio; con la misión de los reyes o pastores del pueblo, para vivir la diversidad de carismas en la unidad, el amor, la comunión y la preocupación por nuestros hermanos.

 

  1. Pero de entre los miembros de este pueblo de reyes, profetas y sacerdotes, Dios llama a algunos, a los que entrega una especial participación en su función de sacerdote, profeta y pastor, distinta no sólo en grado sino sustancialmente del sacerdocio común de todos los bautizados. Por el sacramento del orden, por la imposición de manos del Obispo y la efusión del Espíritu, el Señor les encomienda que actúen “en la persona de Cristo” ejerciendo el sacerdocio ministerial al servicio de todo el Pueblo de Dios.

 

  1. Querido hermano Eduardo: el sacerdocio que dentro de unos momentos vas a recibir como don y que, a partir de ahora vas a ejercer como ministerio, te va a vincular con un nuevo vigor con Jesucristo, el sumo y eterno sacerdote, y te va a exigir la mayor fidelidad desde la especial amistad e intimidad con Él. Al elegirte y llamarte, al regalarte el don de la vocación y al hacerte ahora partícipe de su sacerdocio, el Señor te ha distinguido con una amistad especial por una iniciativa libre y gratuita. Porque el Señor te ha amado primero, espera de ti una respuesta de amor, una respuesta de amistad. Los sacerdotes debemos ser los primeros amigos de Jesús, los grandes amigos de Jesús. “Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando”, nos dice el Señor en su discurso de despedida. Esto quiere decir que la amistad y comunión profunda de los sacerdotes con el Señor, debe tener después como consecuencia el seguimiento fiel y la transparencia cabal de aquel en cuyo nombre actuamos.

 

  1. En el ejercicio de tu ministerio, querido Eduardo, vas a representar a Jesucristo, maestro, sacerdote y pastor. Vas a desempeñar la función de enseñar en su nombre. Antes de predicar la Palabra de Dios, acógela en tu corazón, creyendo lo que escuchas y viviendo lo que enseñas. En el anuncio de la Palabra de Dios, no olvides nunca la comunión con la Iglesia, pues ella es su depositaria e intérprete. No olvides tampoco el testimonio de vida, pues los discursos más brillantes, sólo aprovechan y estimulan si van acompañados de las obras y el buen ejemplo.

 

  1. Vas a desempeñar también la función de santificar en nombre de Cristo, el sumo y eterno sacerdote. En la administración de los sacramentos y, especialmente, en la celebración de la Eucaristía, Él te va a permitir actuar en su nombre, “representando a la persona de Cristo Cabeza de la Iglesia”. Ello te exigirá una permanente conversión a Él y una identificación profunda con aquel a quien vas representar, algo que los fieles tienen derecho a esperar de ti.

 

  1. En la administración de los sacramentos, vas a entrar en la esfera de la santidad de Dios. Ello pide de ti una vida santa, inspirada en el radicalismo evangélico, una vida, como la de Jesús, pobre, casta, humilde y obediente, edificada y recreada cada día en la oración. Que Él lo sea todo para ti. En oración y en la celebración de la Eucaristía, descubrirás el gozo y el valor de tu propia vida. Ese es el lugar de la Iglesia y su quehacer principalísimo por todo el orbe de la tierra y ese es el lugar y el quehacer fundamental de todo sacerdote. A la vera del Señor encontrarás la alegría, la fortaleza y la seguridad necesarias para la exigente tarea que te espera.

 

  1. En el ejercicio de tu sacerdocio, por fin, vas a desempeñar, en nombre de Cristo, la función rectora de la comunidad. Que Jesucristo, el Buen Pastor, te conceda crecer cada día en caridad pastoral y en amor a los fieles; que los ames con entrañas de padre. Que les dirijas con auténtico espíritu de servicio. Que descubras cada día su presencia en los más pobres y sencillos, en los enfermos, los ancianos, los niños y los jóvenes, amando y sirviendo a todos, buscando la oveja perdida, perdonando los pecados, consolando a los afligidos, sanando los corazones destrozados, liberando a quienes son víctimas de tantas cadenas (Is 63,1-3) en nombre de aquel que no vino a ser servido, sino a servir a dar su vida en rescate por todos.

 

  1. Hoy el Señor toma posesión de ti para seguir anunciando el Reino de Dios a tus hermanos, para manifestar la bondad y la misericordia de Dios, para llevar el perdón a los hijos descarriados y ayudarles a creer en su Padre celestial y a vivir de acuerdo con su condición de hijos de Dios y ciudadanos del cielo. Vive enteramente a su servicio, sin reservarte nada, sin añorar nada, sin mirar para atrás, poniendo al Señor y su Reino en el primer término de tus anhelos y proyectos.

 

  1. Se humilde, paciente y perseverante. No te creas más que nadie. No dudes nunca del valor de la Palabra que anuncias. No te avergüences de Jesús ni de su Iglesia. No pongas nunca la sabiduría de Dios al servicio de la pobre sabiduría de los hombres. No sometas el poder del Evangelio a tus conveniencias, ni a los deseos de los poderosos de este mundo. Conserva siempre la confianza en el Señor, vive de verdad como siervo suyo. Él te hará libre para cumplir su voluntad y para servir a tus hermanos en la verdad y en el bien.

 

  1. Entra de lleno en la paradoja del Evangelio, que nos dice que, en este mundo, quien pierde la vida por el Señor, la gana; y quien pretende ganarla al margen de Dios, la pierde. Vive la sencillez y la simplicidad del Evangelio que es más sabia que la sabiduría del mundo. Él nos asegura que la humildad y la debilidad de Dios es la fuerza profunda que mueve la vida de la Iglesia. Al hacerte hoy partícipe del sacerdocio de Jesús, asumes su debilidad, pero también su fortaleza invencible. A partir de ahora llevarás en tu cuerpo, en tu ministerio, la debilidad y el dolor de su muerte, pero llevaréis también el esplendor y la victoria de su resurrección, que es la mejor garantía de un sacerdocio fecundo y fiel.

 

  1. En la hermosa aventura que hoy comienzas siéntete siempre acompañado por la Virgen María, la Madre de Jesús, la Madre fuerte de la Iglesia naciente, la Madre amorosa y tierna de cuantos queremos vivir en comunión familiar con Jesús. Las palabras y el ejemplo de María constituyen una sublime escuela de vida en la que se han formado los apóstoles de ayer, de hoy y de siempre. Teniendo a María en el corazón, ella te ayudará a responder filialmente al Padre, a vivir el amor y la adhesión a su Hijo, y a acoger las inspiraciones del Espíritu Santo. Amen.

 

+ Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla

 

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‘Cristo Vive (II)’, carta pastoral del Arzobispo de Sevilla

(Publicado el viernes, 18 de octubre de 2019)

Queridos hermanos y hermanas:

Hace un mes publiqué una carta con un comentario sobre los cuatro primeros capítulos de la exhortación apostólica Christus vivit del papa Francisco. Os recuerdo que su argumento fundamental era la pastoral juvenil y vocacional. En ella se recogen los frutos del último Sínodo. Os recuerdo también las primeras palabras del Papa: “Cristo vive, esperanza nuestra y Él es la más hermosa juventud de este mundo…  las primeras palabras que quiero dirigirá cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!”.

En el capítulo quinto el Papa inculca a los jóvenes algunas convicciones: Dios es amor, Cristo vive y nos salva y el Espíritu Santo cambia nuestra vida, la ilumina y le imprime un rumbo mejor. A continuación, el Papa invita a los jóvenes a vivir y experimentar la amistad con Jesús con estas palabras terminantes, destino y meta de toda pastoral juvenil: Por más que vivas y experimentes no llegarás al fondo de la juventud, no conocerás la verdadera plenitud de ser joven, si no encuentras cada día al gran amigo, si no vives en amistad con Jesús”. El Papa invita también a los jóvenes a ser apóstoles y a compartir la fe en Jesús: “¿Por qué no hablar de Jesús, por qué no contarles a los demás que Él nos da fuerzas para vivir, que es bueno conversar con Él, que nos hace bien meditar sus palabras? Jóvenes, no dejéis que el mundo os arrastre a compartir sólo las cosas malas o superficiales. Sed capaces de ir contracorriente y sabed compartir a Jesús, comunicad la fe que Él os regaló. Ojalá podáis sentir en el corazón el mismo impulso irresistible que movía a san Pablo cuando decía: «¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!» (1 Co 9,16)”.

El capítulo sexto se titula Jóvenes con raíces. Tener raíces es estar conectado a una historia, a una familia, a una cultura, a unos amigos, a unos padres y a unos abuelos a los que hay que escuchar, huyendo de la superficialidad y de la manipulación que halaga a los jóvenes, “que desprecian la historia, que rechazan la riqueza espiritual y humana que se fue transmitiendo a lo largo de las generaciones, que ignoran todo lo que los ha precedido”. Son los puntos de arraigo que nos permiten asumir con realismo y amor el momento presente con su posibilidades y riesgos, con sus alegría y dolores, para anunciar la Buena Notica en estos tiempos nuevos.

El séptimo capítulo el Papa anima a encontrar nuevos caminos, creativos y audaces para la pastoral juvenil. En ellos se debe privilegiar el idioma de la proximidad, el lenguaje del amor desinteresado, que toca el corazón, llega a la vida y despierta esperanza. Es necesario acercarse a los jóvenes con la gramática del amor. El lenguaje que los jóvenes entienden es el de aquellos que dan la vida, el de quien está allí por ellos y para ellos, y el de quienes, a pesar de sus límites y debilidades, tratan de vivir su fe con coherencia. El punto de llegada y la meta es la experiencia de Dios, el encuentro con Jesús que transforma los corazones. Después vendrá la formación doctrinal y moral y la experiencia de la generosidad, la vivencia de la fraternidad y el servicio a los pobres, iniciándoles además en el apostolado, todo ello en un marco de familia, haciendo de la parroquia un verdadero hogar para tantos jóvenes sin arraigo familiar.

El octavo capítulo está dedicado a la vocación. Para el Papa “lo fundamental es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven es ante todo su amistad”. En el marco de esa amistad, afirma, “somos llamados por el Señor a participar en su obra creadora, prestando nuestra aportación al bien común a partir de las capacidades que recibimos”. La vida del joven y de cualquier persona debe ser para los demás ordinariamente en el marco de la familia y del trabajo. A algunos, sin embargo, el Señor les llama a seguirle en el sacerdocio o en la vida consagrada, camino que debemos proponer a los jóvenes con valentía. Los jóvenes no deberían descartar esta posibilidad si sienten la mirada atractiva y fascinante de Jesús.

El capítulo noveno está dedicado al discernimiento vocacional. El Papa comienza afirmando que “sin la sabiduría del discernimiento podemos convertirnos fácilmente en marionetas a merced de las tendencias del momento”. Se trata de entrever el misterio del proyecto único e irrepetible que Dios tiene para cada uno. Se trata de reconocer la propia vocación en un clima de soledad, silencio, oración y apertura a la escucha de la llamada del Amigo, todo ello con el acompañamiento de personas solventes y la ayuda maternal de María, la Virgen fiel, modelo de los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.

Para todos los jóvenes y cuantos les acompañan, mi saludo fraterno y mi bendición.

+ Juan José Asenjo Pelegrina

Arzobispo de Sevilla

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Boletín informativo de octubre de 2019

(Publicado el jueves, 17 de octubre de 2019)

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Vigilia de Adoración al Santísimo Sacramento

(Publicado el lunes, 14 de octubre de 2019)

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Crónica de la Vigilia Diocesana de las Espigas celebrada en Pilas

(Publicado el domingo, 6 de octubre de 2019)

En la noche del 28 al 29 de septiembre se celebró la tradicional Vigilia Diocesana de las Espigas en la sevillana población de Pilas, donde su Sección de Adoración Nocturna Femenina Española (ANFE) cumple en el presente año su vigésimo quinto aniversario fundacional. Esta localidad mantiene una fecunda devoción a Jesús Sacramentado en las horas de la noche desde septiembre de 1909, año en que se fundó la Sección de Adoración Nocturna Española (ANE).

La Recepción de Secciones y adoradores, primero de los momentos que se viven en esta gran Vigilia anual, la única que conserva el formato tradicional, estando el Santísimo Sacramento expuesto en la custodia toda la noche, para ser adorado en turnos de una hora hasta el amanecer por los adoradores, tuvo lugar en la Ermita de Nuestra Señora de Belén, patrona de Pilas. Es el momento del encuentro, del saludo afectuoso y fraterno de los hermanos y hermanas que se encuentran, a veces, sin haberse visto durante el resto del año, por proceder de sitios lejanos, pero que en esta dichosa noche viajan gustosos a la cita con el Señor, sabiendo que el resultado espiritual merecerá la pena.


Allí, ante la mirada maternal de la Madre, se fueron apuntando las distintas Secciones Adoradoras concurrentes, y se fue organizando la Procesión de Banderas, en la que, todas las Secciones presentes, por orden de antigüedad se encaminarían hacia el lugar de la Vigilia propiamente dicho, en este caso la parroquia de Santa María la Mayor, manifestando con esta primera procesión introductoria su gozo, mediante alegres cantos eucarísticos, a todos los lugareños y dando carácter festivo a la noche que comenzó de forma oficial a las 21:15 horas, con las palabras introductorias del Rvdo. D. Juan José Hidalgo, Vicario Parroquial, y la oración inicial ante el sagrario de la Ermita dirigida por el Rvdo. D. Florentino Córcoles, Consiliario del Consejo Diocesano de la Adoración Nocturna Española de Sevilla. 

Dicha Procesión de Banderas estuvo compuesta por la cruz parroquial y ciriales, seguida de representaciones de las Hermandades, Cofradías y Agrupaciones de Pilas, cada una con sus respectivos estandarte y varas de autoridad. Seguían las Secciones y un gran número de fieles de la localidad, que se volcó en todo momento con esta gran Vigilia eucarística. Cerraban el cortejo, como es habitual, los Consejos Diocesanos de ANE y ANFE, junto con la Sección de Pilas, anfitriona del evento, y el clero asistente, por un recorrido engalanado con banderolas y balcones con colgaduras. 

A la llegada al templo parroquial, los estandartes fueron locales fueron colocados en las capillas del mismo, mientras que todas las banderas de las Secciones participantes tuvieron su lugar en la cabecera de la nave del evangelio, ante el altar de la Virgen del Carmen, excepto las de las dos Secciones de Pilas, ANE y ANFE, que ocuparon su lugar en el presbiterio, junto a la cruz parroquial. Los consejos Diocesanos tuvieron asiento reservado en los primeros bancos de la nave central, así como los presidentes locales y el Sr. Alcalde junto con las demás autoridades asistentes. 

Poco antes de las diez de la noche, el clero, encabezado por el Rvdo. Sr. Cura Párroco, D. Adolfo Pacheco Sepúlveda, los presidentes de ANE y ANFE de Pilas, los de los Consejos Diocesanos, el Sr. Alcalde y demás autoridades esperaron en la puerta del templo la llegada del Excmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina, Arzobispo de Sevilla, con el agua bendita y la cruz, pues sería el encargado de presidir la solemne Misa prevista para las 22:00 horas.


A dicha hora comenzó la Procesión de Entrada, con una parroquia completamente llena de adoradores y fieles deseosos de vivir la gran Vigilia anual de las Espigas. Tras la incensación del altar, comenzó el rezo de Vísperas, con los salmos 112, 145 y el Cántico, cantándose a continuación el Gloria y siguiendo el ritual de la Santa Misa. El Sr. Arzobispo realizó una sentida homilía en la que se pudieron distinguir dos partes. En la primera resaltó la importancia de la Eucaristía para los cristianos a través de la Historia, citando episodios tan relevantes como los Mártires de Cartago, y el niño mártir San Tarsicio, entre otros, que dieron su vida por defender la Santa Misa y la propia Eucaristía; o el de San Pascual Bailón, patrono general de la Adoración Nocturna, precisamente por su amor desmedido al Santísimo Sacramento. La segunda parte, continuación de la anterior, estuvo dedicada a resaltar la importancia del Santo Sacrificio en nuestras vidas, en la actualidad. Finalizó manifestando su especial predilección por la Adoración Nocturna, como parte importantísima de la vida de la Iglesia por su cercanía al Señor en las Sagradas Especies, y exhortando a las Secciones a abrirse a todos, a incorporar a los jóvenes a las vigilias y a los actos que se organicen. 



Tras la Comunión, se rezó el Magníficat y se procedió a la Exposición Mayor del Santísimo Sacramento, con el ritual acostumbrado, recitándose además, de forma comunitaria la Oración de Presentación de Adoradores. Una vez retirados los oficiantes, se procedió al rezo del Santo Rosario, en sus Misterios Gloriosos. Comenzaron después, coincidiendo con la medianoche, los turnos de vela ante el Santísimo Sacramento, de una hora cada uno, en los que se distribuyeron las distintas Secciones, los Consejos Diocesanos, y cuantos fieles desearon quedarse.



Al mismo tiempo, y como es habitual, fuera del templo, en este caso en el espléndido patio anexo y en los magníficos salones parroquiales, se tuvo una agradable convivencia entre todos los adoradores y fieles que no estaban realizando su turno de guardia ante el Señor, pudiendo además degustarse riquísimas viandas preparadas por las mismas anfitrionas y cuantas personas quisieron colaborar. Si en la Vigilia de Espigas el momento álgido es aquel en el que el adorador se encuentra personalmente con Jesucristo, verdadera y realmente presente en la custodia, bajo la apariencia del Pan consagrado, en su turno de vela, no menos importante es esta convivencia que tiene lugar entre todos aquellos que en el exterior del templo, mientras aguardan su turno respectivo, intercambian opiniones, experiencias, se interesan por la familia de aquel al que hace tiempo que no veían, conocen costumbres y circunstancias que relatan los lugareños, etc. 

Cada turno se introdujo con el bello cántico “De rodillas, Señor, ante el Sagrario”, comenzando con el Himno de San Francisco conocido como “Cántico de las Criaturas”. Los Salmos elegidos fueron el 64 y el 103. Las lecturas escogidas fueron, del Génesis la primera (creación del hombre), y de la Constitución Pastoral “Gaudium et Spes”, del Concilio Vaticano II, sobre la Iglesia en el mundo actual (responsabilidad y actuación humana con respecto a todo lo creado). Y se finalizó como es costumbre, con el “Te Deum” y el Compromiso de Fidelidad de los adoradores.

Una vez finalizados los cinco turnos de vela, a las cinco de la mañana, con todos los adoradores y fieles reunidos de nuevo en el templo parroquial, se procedió al rezo de Laudes, que presidió el Rvdo. Sr. Cura Párroco. Los textos elegidos fueron: salmo 62, cántico de Daniel y salmo 149. Siguió el “Benedictus”, y las preces. Acabado el rezo de esta primera hora litúrgica del día, se procedió a la organización de la Procesión con el Santísimo Sacramento, en el mismo orden que la de Banderas. Al igual que en aquella, acompañaron todas las Hermandades, Cofradías y Agrupaciones de Pilas, así como un alto número de fieles, que en todo momento, y dirigidos por el Sr. Vicario Parroquial, no dejaron de entonar himnos y cantos en honor de Jesús Sacramentado durante el recorrido, que cerraba el palio que a modo de respeto, cubría la Majestad de Dios.


Una vez llegados al Parque Municipal de Pilas, en cuyo arco de entrada se había preparado un sencillo y bello altar, el párroco procedió a incensar el Sacramento y seguidamente a impartir la bendición con Su Divina Majestad sobre los campos, bendición que hoy día extiende su significado sobre todos los frutos del trabajo humano, mientras eran rendidas todas las banderas y estandartes, para, a continuación, emprender el regreso a la Parroquia de Santa María la Mayor, donde, de nuevo con el templo lleno de fieles, se realizaron los ritos conclusivos: canto del “Tantum ergo”, incensación, oración y Bendición final con el Santísimo Sacramento, que fue retirado de la custodia y conducido solemnemente a la reserva en el Sagrario parroquial.



Como es habitual en las vigilias de Adoración Nocturna, siempre se acaba con un recuerdo agradecido a la Santísima Virgen, por habernos dado a Jesús. En esta ocasión se finalizó con el canto de “Salve Regina” a Santa María presente en su imagen del Altar Mayor parroquial, como titular del templo. Tanto el Rvdo. Sr. Cura Párroco como los Presidentes Diocesanos de ANFE y ANE tuvieron cariñosas palabras de despedida para todos los asistentes, en cuyas caras no se apreciaba el cansancio, sino al contrario, el gozo por haber tenido la suerte de vivir una noche espléndida en todos los sentidos, pero muy especialmente en el espiritual. 


Solo queda resaltar y agradecer la gran acogida y masiva participación del pueblo e instituciones de Pilas en esta Vigilia Diocesana de las Espigas, consiguiendo entre todos, que haya sido memorable, con la seguridad de que todos, especialmente los organizadores, tendrán la satisfacción del deber cumplido. 

¡Adorado sea Jesús Sacramentado!
¡Ave María Purísima!


Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.

Fotografías: D. Francisco Perejón Ortega.
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