El Santísimo Niño Jesús ataviado con el traje de cristianar

(Publicado el domingo, 10 de enero de 2021)

La ley que Dios Padre dio al pueblo de Israel a través de Moisés prescribía que la mujer que diera a luz un varón debía abstenerse de tocar objeto sagrado alguno y de ir al Santuario hasta haber transcurrido cuarenta días. Acabado ese tiempo, la mujer debía acudir al Templo y hacer la correspondiente ofrenda al Señor para quedar purificada (Lv 12, 2-4; 6-8). Además, si el hijo era primogénito, debía presentarlo al Señor (Ex 13, 2).

La Virgen María, por ser Madre de Dios, y por haber concebido a Jesús de modo virginal, por obra y gracia del Espíritu Santo, no estaba sometida a esta ceremonia hebrea. No obstante, ella y su esposo San José, conscientes de que sus paisanos nada sabían de estos divinos misterios, quisieron cumplir cuidadosamente la ley; así que llevaron al Niño Jesús al Templo al cumplirse los cuarenta días de su nacimiento y realizaron la ofrenda de las familias pobres (un par de tórtolas o dos pichones). Sin embargo, la condición del Niño como Hijo de Dios no pasó desapercibida para el anciano Simeón ni para la profetisa Ana; así lo recoge el Evangelio según San Lucas con el Cántico de Simeón, muy utilizado en la Liturgia de las Horas, concretamente en el rezo de Completas. Recordemos también que fue Simeón el que anunció a María, en aquel mismo momento, los padecimientos que sufriría por causa del martirio de su hijo Jesús: ...una espada te atravesará el alma... (Lc 2, 22-38).

Hoy domingo, 10 de enero, la Iglesia Católica celebra la fiesta del Bautismo del Señor con la que concluye el tiempo litúrgico de Navidad. Con el sacramento del Bautismo los neófitos son presentados al Señor y entran a formar parte del pueblo de Dios, de la Iglesia. Por eso, así como las familias visten a sus recién nacidos con el tradicional faldón para su Bautismo, Nuestra Señora Reina de los Ángeles, Consolación y Gracia del Género Humano, nos presenta a su Divino Hijo ataviado con dicha vestimenta con la que permanecerá hasta la fiesta de la Presentación de Jesús en el Templo (La Candelaria) que la Iglesia celebra el 2 de febrero de cada año.

Este año, el Santísimo Niño Jesús luce el traje de cristianar compuesto por el batón, sobrebatón y capillo realizados en raso blanco y tul con bordados en guipur plateado y perlas, realizado en 2016.



Redacción: N. H. A. D. Juan Jorge García García.

Fotografías: N. H. A. D. Juan Escamilla Martín.