Hoy es Fiesta litúrgica de la Candelaria

(Publicado el lunes, 2 de febrero de 2015)

Tradicionalmente se llama así a la Festividad de la Presentación del Niño Jesús en el templo y Purificación de Nuestra Señora. Jesús, que nació en la sociedad judía de su época, cumplió con todos los rituales propios de la misma. Éste era uno de ellos y se realizaba a los cuarenta días del nacimiento del hijo si era varón, aunque si era niña el tiempo era mayor.

El Levítico (capítulo XII) regulaba con todo lujo de detalle este tema de la impureza de la mujer recién parida. La Virgen María, por ser Madre de Dios, y por haber concebido  a Jesús de modo virginal, por obra y gracia del Espíritu Santo, no estaba sometida a esta ceremonia hebrea. No obstante, ella y su esposo San José,  conscientes de que sus paisanos nada sabían de todo lo anterior, quisieron seguir la ley y llevaron al Niño al Templo al cumplirse los cuarenta días de su nacimiento. Por ello también realizaron la ofrenda de las familias pobres: una pareja de tórtolas. Sin embargo, no pasó desapercibida su condición de Hijo de Dios para el anciano Simeón, ni para la profetisa Ana, y así recoge San Lucas en su Evangelio el Cántico de Simeón, muy utilizado en la Liturgia de las Horas, concretamente en el rezo de Completas. Recordemos también que fue Simeón el que ya anunció a María, en este mismo momento, los padecimientos que sufriría por causa del martirio de su hijo Jesús: …una espada atravesará tu alma… (Lc. 2, 35)

La denominación y uso de las candelas o velas parece que tuvo su origen en fiestas paganas con que los romanos conmemoraban en este día a sus dioses, y que diversos papas, entre ellos Inocencio, y Sergio, deseando desterrar estas costumbres tan arraigadas en las gentes (no olvidemos que gran parte de los cristianos de los siglos primeros eran de cultura romana), transformaron estos ritos en la festividad religiosa en honor de la Madre de Dios, que ha llegado hasta nosotros.
Un bello poema resume todo lo que celebra la Iglesia en este día:

En honor de la piadosa María
llevo esta candela en la mano mía;
representa esta cera
la carne virginal verdadera
de Cristo; y la llama, que ilumina,
significa su persona divina;
y la mecha en el cirio encendida,
el alma que a su cuerpo da vida.


En cuanto a la tradición de vestir al Niño Jesús con el faldón propio del Bautismo, es una extrapolación entrañable de la costumbre cristiana: así como las familias visten con dicha vestimenta a sus hijos para su presentación en el templo, ya que el Bautismo es el día de la entrada oficial en la Iglesia de los recién nacidos, así la piedad de los fieles, al revestir a las Sagradas Imágenes con ricos ropajes, adoptaron esta costumbre para el Niño Jesús en la Festividad de su Presentación en el Templo.


Redacción y fotografía: N.H.A.D. Juan Jorge García García.