• Presentación
      Este ritual está elaborado conforme al Manual de la Adoración Nocturna Española, editado por el Consejo Nacional (5ª edición, 1998).

      Desde sus comienzos, en 1877, la Adoración Nocturna Española emplea en sus Vigilias el rezo del Oficio Divino, anticipándose con ello al espíritu de la renovación litúrgica promovida por el Concilio Vaticano II que recomienda vivamente a los seglares la Liturgia de las Horas.

      La Liturgia de las Horas u Oficio Divino es la oración que la Iglesia, en unión con Jesucristo, su Cabeza, y por medio de Él, ofrece al Padre de toda misericordia.

      Se llama “de las Horas” porque se efectúa en los principales momentos de cada día, que así es santificado junto con la actividad de los hombres.

      Dado el carácter nocturno de nuestras Vigilias, se rezan normalmente Vísperas, Oficio de Lectura y Completas (o Laudes, si la vigilia se prolonga hasta el amanecer).

      Las Vísperas recogen los resultados del trabajo del hombre al caer la tarde y acercarse el reposo, para alabar, dar gracias a Dios por lo bueno de la jornada y repararlo por nuestras infidelidades.

      El Oficio de Lectura es la oración con que la Iglesia alaba al Señor en las horas de la noche.

      Las Completas son la última plegaria del día, antes del descanso nocturno.

      Y los Laudes son la alabanza al Señor por el nuevo día y nos predisponen a ser, allí donde nos lleven nuestras circunstancias concretas particulares, “signo y sacramento de salvación”.

      Elementos constitutivos

      HIMNO. Las Horas empiezan con el Himno, que es una composición poética que prepara el ánimo a la plegaria.

      ANTÍFONAS. Preceden al Salmo y al Cántico, y contienen la idea central de los mismos. Pueden ayudar a la meditación durante su recitación.

      SALMOS. Son palabra revelada por Dios. Con ellos hablamos al Señor con sus mismas palabras. Jesús los recitó. Hemos de hacer nuestros los sentimientos, los afectos que los salmos contienen (tristeza, alegría, expiación, alabanza, imprecación al mal y al pecado).

      CÁNTICOS. Los Laudes y las Vísperas tienen dos Salmos y un Cántico, que es también palabra revelada; en Laudes el Cántico es del Antiguo Testamento y en Vísperas es del Nuevo Testamento.

      LECTURA BÍBLICA. Todas las Horas tienen su lectura bíblica, breve en Laudes y Vísperas; larga en el Oficio de Lectura. Dios nos habla, proclamamos su Palabra dándole culto; la escuchamos recogiendo lo que nos dice para provecho de nuestra vida; sólo el escucharla con veneración aumenta nuestra fe.

      LECTURA PATRÍSTICA, ECLESIÁSTICA O HAGIOGRÁFICA. El Oficio de Lectura tiene además una segunda lección de textos que pueden ser patrísticos, de escritores eclesiásticos, o tratar sobre las vidas de los santos.

      SILENCIOS. Es provechoso saber conjugar el silencio para hacer oración personal de lo que hemos rezado.

      CÁNTICOS EVANGÉLICOS. El Cántico de Zacarías (Benedictus), en Laudes, el Cántico de María (Magníficat), en Vísperas, y el Cántico de Simeón (Nunc dimittis), en Completas, ponen en nuestros labios la alabanza y acción de gracias recordando la Historia de la Salvación que el Señor ha obrado en todo el pueblo y en todos los hombres. Es dulce orar con la Madre de Dios y madre nuestra y con sus palabras en la oración de la tarde.

      PRECES. Las de Laudes son como el ofrecimiento de las obras del día; las de Vísperas son peticiones y acciones de gracias por los beneficios de la jornada y terminan con una súplica por los difuntos. Son plegarias, ante todo, por intenciones universales.

      Las Preces culminan en el Padre nuestro, la oración más completa y más universal. Así, toda la oración comunitaria litúrgica finaliza reconociendo que Dios es nuestro Padre y nosotros sus hijos. Nuestras vidas se dirigen a Él como nuestro supremo bien y nuestro fin y de Él hemos de recibir cuanto necesitamos.



Se puede visualizar, e incluso utilizar si se juzga oportuno, el oficio para cualquier otra noche del año seleccionando una fecha en el siguiente calendario: